crimen

La Justicia procesó a un estudiante de medicina de 51 años, acusado de simular ser doctor y utilizar los sellos de dos profesionales para realizar diagnósticos, emitir recetas médicas y entregar medicamentos.

El caso está siendo investigado por la Fiscalía de Atentados Contra las Personas II que es dirigida por María del Carmen Reuter. Según la acusación expuesta por la auxiliar Andrea Carlino, Carlos Aníbal Gervassoni desde el 27 de enero de 2020 hasta el 26 de febrero de 2024 firmando con los sellos a nombre de los doctores C.D.H y C.A.C y bajo membretes de diferentes centros médicos, diagnosticó a pacientes tratamientos prolongados y enfermedades como insomnio, hipotiroidismo, ansiedad e insomnio tusígeno. Además recetó diversos medicamentos antibacterianos, analgésicos, antipiréticos, fisiológicos, antiinflamatorios, antialérgicos y rivotril.

El hecho comenzó a investigarse a raíz de la denuncia que realizó una mujer que se atendió con Gervassoni y que al enterarse de que el hombre es estudiante de medicina se acercó a la Policía y puso a disposición todas las recetas, los mensajes, imágenes y audios que intercambió con el falso profesional.

Inspección ocular

Luego de recibir la denuncia, los investigadores del Ministerio Público Fiscal realizaron una inspección ocular en las inmediaciones del domicilio de Gervassoni y notaron que durante el día había entre tres y cuatro móviles que se quedaban entre 30 y 40 minutos en lo que parecía ser una residencia familiar.

Los médicos damnificados manifestaron que se enteraron de que circulaban recetas con sus sellos a sus nombres gracias a que sus allegados y las obras sociales los alertaron, motivo por el cual hicieron las correspondientes denuncias.

Otra profesional que asistió a un paciente del imputado manifestó que lo conocía porque él era estudiante de Enfermería y dijo que hace 20 años, aproximadamente, el Siprosa abrió una investigación para conocer dónde había estudiado y cuál era su título ya que Gervassoni figuraba en una guía de Yerba Buena en la que se publicitaban quienes prestaban servicios de enfermería.

Funcionaba un consultorio

En un allanamiento practicado en la vivienda del imputado descubrieron que funcionaba un consultorio y hallaron dos certificados de defunción en blanco, cuatro recetarios en blanco del sanatorio 9 de Julio, el carnet de vacunación del acusado firmado por uno de los médicos damnificados, 18 vacunas de distintas marcas, barbijos, jeringas usadas y no usadas, 25 vacunas contra el dengue, instrumentos médicos, ampollas de medicamentos, su carnet de alumno de la Universidad Nacional de Tucumán y dos armas de fuego.

A su vez, la Facultad de Medicina de la UNT informó que Gervassoni se inscribió en 1992, que es alumno regular de la carrera y compartieron su analítico en el que se observa que actualmente está cursando el sexto año del plan de estudios.

Los delitos imputados

En una audiencia realizada ayer, Gervassoni fue imputado por los delitos de ejercicio ilegal de la medicina y falsificación de instrumento privado. Luego de escuchar la acusación y las evidencias presentadas en su contra, el hombre, siguiendo la recomendación de su abogado, Guido Díaz Alvillos, prefirió no declarar.

La Fiscalía solicitó que sea sometido a medidas de menor intensidad durante los próximos seis meses para resguardar la investigación, pedido que fue aceptado por la jueza Isabel Méndez.

Se supo que en Yerba Buena todos lo conocían como “Carlitos”, el enfermero que vivía a menos de 50 metros de la comisaría de Yerba Buena, donde supuestamente funcionaba su consultorio.

Carlos Aníbal Gervassoni caminaba por las calles de la “Ciudad Jardín” con un delantal blanco. El acusado, durante la audiencia, dijo que vivía del sueldo de su esposa y del dinero que había heredado de su madre. En el allanamiento que se hizo en su casa le secuestraron armas de fuego y, como no tenía documentación para portarlas, también fue procesado por ello.

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