El sueño de conducción de Campero se hizo pedazos

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Sueño hecho pedazos | El intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, perdió una pulseada con la que se quería posicionar como conductor del espacio de Cambiemos en la provincia. Los resultados electorales no acompañaron.

Campero, el gran derrotado

No sólo su delfín Manuel Courel fue derrotado por Domingo Amaya, sino que el Frente de Todos obtuvo una victoria en un territorio que se había caracterizado por ser “macrista”. La estrategia del corte de boletas no dio resultado.

La reelección como intendente de Yerba Buena, y su fidelidad con la ex candidata a gobernadora, Silvia Elías de Pérez, animó a Mariano Campero a tratar de discutir el liderazgo en Cambiemos de la provincia.

El objetivo último era pelear la conducción y la posibilidad de ser él quien dispute el cargo de Gobernador en 2023.

Caída estrepitosa

Todo eso se diluyó cuando la lista que impulsaba, encabezada por Manuel Courel y por varios de sus funcionarios, cayó estrepitosamente ante la lista señalada desde Buenos Aires y que encabezaba el ex intendente capitalino, Domingo Amaya.

Manuel-Courel-el-delfín-de-Mariano-Campero.
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La prohibición de ir junto al voto de la fórmula presidencial integrada por Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto, no hizo desistir a Campero, quien ideó la campaña para que los electores cortaran la boleta que llevaba a Amaya y adosaran la de Courel.

La estrategia del corte de boletas fracasó y Courel no pudo hacerle sombra al delfín del ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Triunfo del Frente de Todos en la Ciudad Jardín

Pero la cosa no quedó ahí. Era de suponer que en ese territorio en el que el peronismo hace tiempo que no obtiene buenos resultados, el triunfo de Juntos por el Cambio estaba asegurado. Error. No fue así.

Hubo derrota porque el Frente de Todos se alzó con 24.041 votos (42,46%), contra los 22.290 sufragios (39,37%) cosechados por Juntos por el Cambio y las 4.377 voluntades (7,73%) que adhirieron a Consenso Federal.

El sector encabezado por Campero quedó hecho pedazos, con un gobierno nacional en retirada, que no podrá asistirlo en su segunda gestión y con la imposibilidad de pelear por la conducción de un espacio que está sumido en una crisis dirigencial, que no acierta a encontrar los caminos para seducir al electorado tucumano.

Replantear aliados y actitudes

Campero tendrá que replantear sus alianzas dentro de Cambiemos de la provincia. Por lo pronto, no le dio réditos pegarse a la figura derrotada de Elías de Pérez, y menos mostrarse como un “macrista” acérrimo, sin renegar ni formular críticas sobre el modo de gobernar del Presidente.

Quizás la autocrítica y una dosis de humildad le podrían haber favorecido al intendente de Yerba Buena, quien no las tendrá todas consigo en la próxima gestión. Tendrá que acostumbrarse a dar explicaciones al Concejo Deliberante.

La maldición de la bendición nacional

Igual que Elías de Pérez. El ex intendente capitalino, Domingo Amaya, sufrió las mismas consecuencias que la ex candidata a gobernadora Silvia Elías de Pérez, quien fue elegida candidata con el dedo de Buenos Aires.

El ahora candidato en primer término a diputado nacional por Juntos por el Cambio, contó con el apoyo del ministro del Interior, Rogelio Frigerio y, por supuesto con la anuencia de Marcos Peña y el propio Mauricio Macri.

Rogelio-Frigerio-con-Domingo-Amaya.
Rogelio-Frigerio-con-Domingo-Amaya.

Sin embargo, los números no acompañaron, al punto que si se diera el mismo resultado en las elecciones nacionales de octubre, el oficialismo provincial se llevaría cuatro de las cinco bancas en juego.

O sea que la única banca con la que se podría quedar el macrismo en la provincia sería la de Domingo Amaya, dejando con las manos vacías al resto de los contendientes de los diferentes espacios políticos que hay en la provincia.

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