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A medida que se profundizan las desordenadas peleas en el oficialismo, cerca de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner ya hablan de delimitar las discusiones, para cuando estén nombrados los precandidatos. En los despachos K plantean una segunda mesa política.

 

Mientras dirimen a los gritos las conflictivas internas por las candidaturas, en el kirchnerismo y en la Casa Rosada están de acuerdo, al menos, en un punto: el movimiento siguiente a la definición de los nombres de los pre candidatos será, obligadamente, fijar las reglas de juego para la campaña. Después del fracaso de la primera -y, por ahora, última- mesa política, que terminó limitándose a los pases de factura, infructuosos, contra la candidatura de Alberto Fernández, el ala dura parece resignada a que haya PASO. Tal como exigía, y terminó forzando al mostrarse intransigente, el ala moderada. Pero en La Cámpora se preparan para plantear que se concrete bajo ciertos parámetros, que, creen, deberían discutirse en el marco de una segunda instancia de diálogo. Cerca del primer mandatario acuerdan con el diagnóstico, pero prefieren postergar la discusión sobre la forma y el marco que deberían tener, desde su perspectiva, esas conversaciones.

En el camporismo, excepto que haya un acuerdo de último momento entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner para consensuar a puertas cerradas un candidato, -un escenario que en todos los sectores ven poco probable-, ya aceptaron que haya primarias. El ministro del Interior y alfil cristinista por excelencia, Eduardo “Wado” de Pedro, eventual presidenciable k, lo deslizó en una frase durante una larga entrevista con radio 10, hace tres días. “Todo indica que vamos a ir a una estrategia de PASO donde cada sector presente su candidato. No se va a romper el frente”, dijo.

Delimitar la pelea

La admisión del ministro político, que también habían dejado traslucir otros referentes de Cristina Kirchner por lo bajo, después de la mesa política, fue considerada como un triunfo en Balcarce 50, donde coinciden en la necesidad de delimitar una pelea que, hasta ahora, se manifiesta de manera tan desordenada como descarnada.

¿Los ministros que se anoten como precandidatos deberán renunciar a sus cargos, como había planteado Alberto Fernández? ¿Se moderará el nivel de belicosidad? ¿Se establecerán con antelación temas en común y puntos de debate con antelación? ¿Los temas más escabrosos estarán vetados, o será una guerra descarnada donde valdrá todo? Esas son algunas de las preguntas que se hacen en los distintos espacios de cara a la inminente carrera proselitista.

Surfear en lo profundo

Lo más urgente, por ahora, dicen, es surfear la profundización de los síntomas de la crisis económica. Y, en términos políticos, consensuar los nombres de los candidatos al interior de cada sub-fuerza política. Pero en los principales espacios ya discuten sobre la necesidad de analizar la manera en que pelearán por la nominación para las Generales.

En el Ejecutivo siguen sosteniendo que una PASO, en el contexto de disidencias, y ante una oposición que también está fragmentada, le serviría al oficialismo para sumar voluntades. Y repiten que el candidato que emerja de esa discusión saldrá “fortalecido”. Sin embargo, creen que una disputa al estilo “vale todo” sería contraproducente. “En algún momento hay que acordar las reglas de juego de las PASO”, dijo ayer un funcionario del círculo de Olivos, en coincidencia con el camporismo.

Por separado, en ambos universos políticos barajan cuándo será el mejor momento para plantear los límites de la pelea, y de qué manera. El kirchnerismo se inclina por una segunda instancia conjunta, como la que organizaron aquel ruidoso jueves 16 de febrero, en la sede del PJ nacional. “Una mesa era lo que planteábamos antes y es lo que vamos a seguir planteando ahora. Las reglas eran una exigencia clara, que quedó como cuenta pendiente”, argumentaron en un encumbrado despacho afín a Cristina Kirchner. donde ultimaban preparativos, como en toda la primera plana k, para la marcha masiva por el Día de la Memoria que realizarán hoy. En la larga procesión desde la ex ESMA a la Plaza de Mayo, los más duros introducirán, a pesar del rechazo de los organismos de Derechos Humanos, el reclamo contra la proscripción de Cristina Kirchner y el pedido para que se postule por la Presidencia.

fuente: infobae

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