Un víctima contó que prefiere morir antes de volver a ese sitio. Así lo reveló una mujer, bajo condición de anonimato por el temor a las represalias. Detalló que entre las 10 detenidas había varias con hongos, una con hepatitis C y otra que sufrió un aborto sin atención médica, todas durmiendo en un ambiente de 16 metros cuadrados.

Me pide que no revele su nombre hasta que no esté en libertad, para no ser víctima de las consecuencias. Es parte de las diez mujeres que estaban en los sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), hasta la semana pasada, cuando las sacan para el Instituto de Orientación Femenina (INOF) luego de que los custodios controlan a quienes estaban en resistencia y atrincherados.

Revela que fueron las mujeres quienes empiezan la acción de resistencia porque “nos trajeron un médico forense chimbo, llamado Arnao”, que no quiso registrar las condiciones físicas que presentaban las mujeres detenidas.

“No quiso dejar evidencia de las torturas que teníamos, tampoco de que habían varias mujeres con hongos, una con hepatitis C, otra que abortó hace nueve meses y no fue atendida, por lo que desde entonces no tiene menstruación” detalló.

Las 10 mujeres dormían en un estrecho espacio de 4×4. “Todas estábamos en un mismo cuarto y apenas podíamos movernos”.

Ellas hablan con los detenidos hombres, tanto los militares como los civiles, les narran lo que pasó y ahí deciden hacer la protesta. “Eso ocurrió el día martes 9 de julio. Cuando bajó el capitán Goitía, jefe de reclusión, todos salimos. El general (GNB) Héctor Hernández Da Costa le dijo que nos estaban violando los derechos humanos, porque tenía dos meses sin salir al sol, porque no lo llevan al médico, porque hay gente con infartos, porque no nos pasan las medicinas”.

Conteniendo el llanto, la mujer dice: “esos son los sótanos del infierno. Prefiero morir antes de volver a ese sitio”.

Narra que el comandante (Ej) Igber Marín Chaparro manifestó que “ustedes violan mis derechos, tengo más de 60 días sin visita, la señora Rocío tiene 50 días sin visita y sin que ningún abogado la defienda”.

De inmediato el teniente coronel Ruperto Molina también reclamó por las condiciones en las cuales estaban y el trato que recibían militares y civiles.

Usted es un torturador coronel

Ante la situación y los ánimos caldeados, bajó al sótano en coronel (Ej) Hannover Esteban Guerrero Mijares, director de Investigaciones de la Dgcim. “Todos nos vamos contra la reja y le gritábamos: torturador, eres un torturador, farsante”. No lo dejaron ni hablar y exigieron que bajara el general Rafael Ramón Blanco Marrero, sub director de la Dgcim.

Deciden sacar a seis de los detenidos a hablar: el general Hernández Da Costa, el director de CITGO Jorge Toledo, los comandantes Ruperto Molina y Marín Chaparro, Rocío y Janin.

Le exponen a Blanco Marrero las violaciones de sus derechos: lo que ocurría con los familiares en las visitas, la eliminación del teléfono, lo insoportable de la luz blanca las 24 horas del día, el tardío proceso de entregar los alimentos a las 4 de la tarde, todo lo que ocurría.

“Entre las femeninas había cuatro con emergencias de ir al ginecólogo. Carolina tiene nueve meses sin menstruación luego de un aborto que tuvo en la cárcel”.

El fin de semana se percatan de que casi ninguna de las promesas de Blanco Marrero se cumple. “Al comandante Marín no le dan visita, a Rocío Ramírez tampoco. El lunes la asistente del coronel que es una teniente dice que nos van a llevar a todas al médico, pero decimos que las emergencias son cuatro. Ante la sospecha, decidimos no ir y exigimos que nos lleven al ginecólogo. A las 2 de la tarde nos negamos a salir”.

El martes en la mañana le dicen al general Pedro Naranjo, a Jorge Toledo y a Rocío Ramírez que salgan porque el general Blanco Marrero los está esperando. Después de traspasar las puertas se dan cuenta que fue una trampa y que quien está esperándolos es el coronel Hannover Guerrero. Con el mismo argumento sacan a todas las mujeres de dos en dos.

“Esperaron a que saliéramos todas las mujeres para arremeter contra los hombres. A las mujeres nos dejaron toda la noche esposadas de espalda y en el piso. Al día siguiente una de las custodias les dice que las van a llevar al INOF y las sacaron bajo engaño para el Hospital Militar”.

En el INOF

A dos de las mujeres se las llevaron para que relataran por qué había fuga de información. A las otras ocho las llevaron al INOF. “La directora del penal nos dijo que era inhumano lo que había ocurrido y que no iba a aceptar órdenes de la DGCIM”.

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