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Por Fabián Seidán para Diario Cuarto Poder | En Oriente Medio se desató un nuevo conflicto armado entre palestinos e israelíes que llegó a niveles preocupantes por la cantidad de misiles lanzados y de muertos civiles alcanzados. El mundo pide paz, y ayer llegó momentáneamente,  pero no será definitiva hasta que el Estado de Israel no cese con su política de ocupación y desalojo de palestinos de sus tierras.

El mundo asistió a un nuevo conflicto armado entre palestinos e israelíes, con bombardeos incesantes y muertes por doquier, ataques a civiles y excesivo uso de la fuerza. La zona volvió a ser un “volcán” en ebullición donde todos pretenden tener la razón, para atacar y matar.

¿Quién es quién en el conflicto?

Los palestino están cansados de soportar los abusos diarios de parte de las autoridades israelíes; y los israelíes están hartos de escuchar los reclamos de los palestinos por tierras y derechos.

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El inicio de este nuevo conflicto armado 2021 se remonta al comienzo del mes de Ramadán, cuando la policía israelí colocó barreras frente a la Puerta de Damasco, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, un lugar de encuentro popular de los palestinos después de las oraciones vespertinas durante el mes sagrado de ayuno musulmán. Israel sabía que eso iba a generar problemas.

Luego siguió el desalojo de decenas de familias palestinas del barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este, para dárselas a nuevos colonos judíos. Hay que tener sangre de pato para no reaccionar.

Expulsión de la tierra

El gobierno israelí adoptó la política de expropiar casas de palestinos, aduciendo que los colonos judíos son los verdaderos dueños ya que -según los colonos- los terrenos fueron adquiridos por dos asociaciones judías a finales del siglo XIX (¿?). Una barrabasada legal para expulsar o erradicar  a los palestinos definitivamente de Jerusalén.

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Estos constantes desplazamiento de palestinos de la zona oriental de la ciudad de Jerusalén, anexionada por Israel y cada vez más poblada por judíos, tiene un claro objetivo geopolítico.

Los palestinos denuncian constantemente una campaña israelí para desplazarlos de Jerusalén.

Tanto los bloqueos durante el Ramadán como la amenaza de expulsiones son vistos por los palestinos como parte de una campaña de las autoridades israelíes para eliminar la presencia árabe en Jerusalén. De hecho, las políticas de Israel hacia los palestinos fueron calificadas de “crímenes de apartheid” por la organización Human Rights Watch en una declaración sin precedentes publicada el pasado 27 de abril.

El mundo se expresa

El secretario general de la ONU, António Guterres, exigió un “cese inmediato” de la escalada violenta entre israelíes y palestinos que ya ha dejado víctimas mortales en ambos bandos.

Guterres dijo estar “profundamente triste por conocer el creciente número de víctimas, incluidos niños, por los ataques aéreos israelíes en Gaza y las muertes de israelíes por cohetes” lanzados desde la franja.

La ONU considera que en este enfrentamiento, en particular, Israel ha utilizado la fuerza de forma innecesaria y desproporcionada contra los palestinos.

En igual sintonía se expresó el gobierno argentino, invitando al gobierno israelí a reducir el uso desproporcionado de la fuerza a través de un  comunicado: “La República Argentina expresa su honda preocupación por el dramático agravamiento de la situación en Israel y Palestina, el uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes ante protestas por posibles desalojos de familias palestinas de sus hogares, así como por la respuesta a través del lanzamiento de misiles y artefactos incendiarios desde la Franja de Gaza”.

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Enojo israelí

Para Israel, tanto Argentina como todos los estados que no están de su lado en este conflicto, están a favor del terrorismo. ¡Nada más errado! Argentina, como todos los que se oponen al uso desproporcionado de la fuerza por parte de un Estado poderoso armamentísticamente como lo es Israel, sólo quieren preservar la vida de inocentes, ya que -con sus ataques-, no miden si entre las víctimas caen milicianos de Hamas o civiles de la ANP (Administración Nacional Palestina).

La embajadora de Israel en la Argentina, Galit Ronen, criticó la postura argentina al señalar: “Están atacando a nuestro país, hay muchos heridos, la situación es preocupante, es grave. Nosotros hicimos todo lo que pudimos para no llegar a esto (…)”.

Pero… ¿hicieron todo para evitar el conflicto o -por el contrario-, lo provocaron?

Es que Israel sabe que las facciones militarizadas palestinas están dispuestas a enfrentar a Israel ante el mínimo desafío. Y las dos situaciones antes mencionadas, fueron el fósforo que terminó por encender la mecha.

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La paz duró poco

Desde 2007 tres guerras se produjeron en la Franja de Gaza entre el movimiento Hamas e Israel (2008, 2012 y 2014). Esta es la cuarta.

En la región todos saben que el menor incidente es proclive a provocar una escalada de violencia y que siempre, el que más pierde, es el más débil. En este caso: Palestina.

Los funcionarios médicos de Gaza afirman que ya murieron 217 palestinos, entre ellos 63 niños, y más de 1.400 resultaron heridos desde que comenzaron los combates el 10 de mayo. Las autoridades israelíes afirman que 12 personas murieron en Israel, entre ellas dos niños.

Desde que comenzó el actual conflicto, casi 450 edificios de la Franja de Gaza fueron destruidos o gravemente dañados, entre ellos dos escuelas, seis hospitales y nueve centros de atención de salud primaria, según la agencia humanitaria de las Naciones Unidas. Unos 48.000 de los 52.000 desplazados debieron acudir a 58 escuelas gestionadas por la ONU.

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Netanyahu: el más beneficiado

El Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró que va a continuar con su campaña militar con toda intensidad mientras sea necesario, ya que Israel está ejerciendo el derecho de legítima defensa. Netanyahu, quien gobierna desde hace  12 años, apoya su liderazgo en la derecha, en los partidos religiosos y en la política de consolidar los asentamientos de colonos judíos en los barrios palestinos.

A Netanyahu este conflicto armado lo beneficia ya que estaba siendo acechado por la justicia de su país por fraude y corrupción. En las últimas elecciones de marzo se le hizo difícil conformar un nuevo gobierno por su situación judicial, pero ahora, en medio del conflicto armado, los otros espacios políticos están dispuestos a apoyarlo, unidos por el espanto de la guerra.

Jerusalén, la causa de la disputa

Israel capturó Jerusalén Este -incluida la Ciudad Vieja, Gaza y Cisjordania- en 1967 al final de la Guerra de los Seis Días. Los palestinos, sin embargo, reclaman esos territorios -y en particular Jerusalén Este como capital- para su futuro Estado. Pero Israel -que a su vez considera Jerusalén como su propia capital “unificada, eterna e indivisa”-  anexionó la parte oriental de la ciudad en un golpe reciente, que no fue reconocido por la mayor parte de los países del mundo.

Los judíos nacidos en Jerusalén Este son considerados ciudadanos israelíes de pleno derecho, mientras que a los palestinos, aunque haya nacidos allí, se les concede una forma de residencia que puede ser revocada si se alejan de la ciudad durante periodos prolongados.

Israel ha construido en los últimos años asentamientos judíos en Jerusalén Este que albergan a unas 220.000 personas mientras que ha reducido al máximo la expansión de los barrios palestinos.

Situación de “apartheid”

Los palestinos, al no conseguir permisos de construir por parte de las autoridades israelíes, a menudo construyen ilegalmente. Israel les obliga a demolerlas y, si no lo hacen, tienen que pagar el precio de la demolición.

Tanto la ONG israelí OB’Tselem como Human Rights Watch han denunciado las políticas discriminatorias aplicadas en Jerusalén Este. El 27 de abril, el organismo acusó abiertamente al gobierno israelí de mantener una situación de “apartheid” con los palestinos; y ante tal situación Mahmud Abbas, presidente del gobierno palestino, retrucó que “nunca aceptará una sustituta” para Jerusalén y que, sin ella, “no habrá paz, seguridad, estabilidad, ni acuerdo en la región”.

Son claros los motivos que movilizaron este nuevo enfrentamiento. De nuevo en Jerusalén resuena: “Que tire la primera piedra el que esté libre de Pecado”.

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