El Espacio de Epicuro y el deleite de la literatura en modo virtual

Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | Encuentro literario en el ciberespacio. El pasado 8 de agosto el Espacio de Epicuro hizo debutar su tradicional Vernissage en modo virtual y con rotundo éxito haciendo culto del verdadero placer de las letras.

Los medios de la nueva normalidad

El Espacio de Epicuro que tiene como referentes a Gustavo Díaz Arias, Verónica González, y a los creadores del taller Noelia Mónaco y Miguel Figueroa, tuvo que echar mano a las herramientas tecnológicas para mantener vigente sus tradicionales Vernissages.

Es por ello que el “Vernissage 2020”, primero de este año, vio la luz de manera virtual, con una amplia convocatoria que abarcó a escritores y poetas de la provincia y de otros puntos del país. En donde los platos fuertes fueron Inés Cortón y Lorenzo Verdasco.

Los precedieron en la participación: Susana Gianfrancisco, Manuel Rivas, Alejandra Díaz, María del Carmen Pilán, Silvia González, Renata de Santis, Mónica Cazón, Candelaria Rojas Paz, además de un video de Leo, hijo de Verónica González.

El mismo escenario y un mayor alcance

La presentación estuvo a cargo de Gustavo Díaz Arias y Verónica González. El anfitrión -los encuentros se realizan en su casa- explicó las razones de no hacer los encuentros en un espacio físico y rescató el beneficio de sumar a escritores de otros puntos del país.

Ambos agradecieron la participación de autores de una talla inmensa en lo literario, en especial a Inés Cortón, de la provincia de Buenos Aires y a Lorenzo Verdasco, quien reside en nuestra provincia y que fueron reservados para el final.

Luego dieron paso a los creadores del Taller Espacio de Epicuro, Noelia Mónaco y Miguel Figueroa, quienes se refirieron al inicio de ese ámbito que primero nació como lectura, pero que pronto se convirtió en escenario para la escritura.

Del placer de la lectura hasta el deleite de la escritura

De ese modo se puede resumir la presentación de Noelia Mónaco, quien destacó que el espacio surgió en 2017 con el objetivo de fomentar la lectura. El nombre de Epicuro surgió de un filósofo hedonita que reflexionaba sobre los placeres como alimento espiritual.

Explicó que el lector se encuentra con una obra que le dice algo sobre sí mismo, en cuanto a la multiplicidad de interpretaciones que surgen desde la propia vivencia y las experiencias de vida. Los libros con los que trabajaban no necesariamente eran literarios.

“Nos dimos con la grata sorpresa de que nuestros alumnos eran escritores en su mayoría, como fue el caso de Guillermo Thames, Pablo Espeche, Verónica González y Gustavo Diez”, señaló la profesora universitaria en la introducción al Vernissage 2020.

La magia de verse publicado

Justamente esas características de los talleristas llevó a que se vayan gestando obras propias, que luego fueron publicándose para difundir los logros literarios, además de fomentar la participación en concursos, en los que varios fueron premiados.

Se refirió Noelia Mónaco a la publicación, por ejemplo al libro de Pablo Espeche, un poeta urbano con fuerte compromiso social. Y también al más joven de los integrantes, Leo o Leíto, quien es el hijo de Verónica González y comenzó a escribir en el taller.

Miguel Figueroa se refirió al caso de Mariano Alarcón, un estudiante de Derecho que ya tiene tres novelas escritas y espera hallar un editor para publicarlas. Una introducción sobre el Espacio de Epicuro que luego dio lugar a la voz de los escritores.

La originalidad, el amor y las emociones

Susana Gianfrancisco abrió el encuentro con “La sombra”, un relato breve sobre una sombra que se pierde y emancipa de su dueño y como éste termina por recuperarla de un modo que parece permanente. Original y entretenido relato.

Luego leyó tres poemas: “Hebras”, “Abrazo” y “Eternamente”. En el primero de ellos el amor se presenta en hebras individuales que luego se trenzan en el amor que surge entre los enamorados. Mientras que el segundo es un emotivo homenaje a su madre.

En el tercero de los poemas la voz poética se embarca en la búsqueda de un tiempo circular para revivir los tiempos de la seducción, pero esa fórmula que busca la felicidad también revive “el momento de la malquerencia” en una rueda eterna.

Un poema y el debut de una novela

En el segundo turno, le tocó a quien escribe este artículo, aprovechar este encuentro de escritores para dar a conocer en carácter de primicia el primer capítulo de la novela titulada “Cenizas del Uritorco”, recientemente finalizada.

Previo a la lectura de ese capítulo inicial, se leyó un poema con el mismo nombre de la novela, en el que el autor hace un homenaje a su madre y desliza algunos de los detalles que luego se descorrerán, como un velo, en la lectura del capítulo.

La fuerza de las imágenes que se reflejan en la obra narrativa anticipan una novela en donde la emoción es un ingrediente que se mezcla con otros géneros y en la que se van desandando tres líneas de tiempo que tienen sus puntos de contacto.

Anticipo de dos libros inéditos

Alejandra Díaz, escritora de Bella Vista (Tucumán), fue la tercera en la lista propuesta en este Vernissage 2020, y deleitó a los participantes y a quienes estaban conectados con obras de dos libros inéditos: “Anotaciones al margen” y “Bitácoras del devenir”.

El primero de ellos es una producción realizada en memoria de su padre, y que está colmada de poéticas evocaciones en las que destaca la personalidad de su papá, pero también lo mucho que su ausencia le impacta.

Los poemas de la autora bellavistense atraviesan de emoción a los lectores, con el recuerdo a la infancia y vivencias junto a sus seres queridos, en donde cada uno de nosotros se siente plenamente identificado.

Micro relatos y poemas desde la nostalgia

La participación de María del Carmen Pilán dio paso a la verdadera maestría de construir micro relatos con “Laberinto”, “Palabras” y “Final de Mito”. En el primero de ellos nos traslada por un laberinto con hilos infinitos de palabras.

En el segundo nos presenta el valor de las palabras y la “muerte sentada tejiendo miradas”, un mensaje sobre la existencia humana. El último micro relato nos lleva por lo cotidiano hasta lo macabro de la mente criminal de dos damas.

Mientras que los poemas “Literarias” y “Tacitas” tienen a dos destinatarios. El primero de ellos es un homenaje a los poetas que la marcaron y el otro, es un camino hacia la nostalgia sintetizada en la hora del té con la persona que ahora está ausente.

Dos cuentos desde Buenos Aires

Como lo sostuvo Gustavo Díaz Arias al principio del encuentro, lo benéfico de la pandemia se podía rescatar en el hecho de compartir la pasión por la literatura con escritores de otros puntos del país, como ocurrió con la participación de Silvia González.

La escritora, oriunda de la provincia de Buenos Aires, compartió dos cuentos breves, que destacaron su capacidad narrativa. En el cuentro “Los puros de Juana” atraviesa las sensaciones que se generan en torno a la protagonista, que fabrica esos cigarros.

Las fantasías dan rienda suelta en medio del relato, no sólo las que pudieran tener los personajes sino los propios lectores que, hasta parece que pudieran percibir el aroma de los puros que se mencionan hasta en la línea final.

Un aporte poético musical

Sin duda la presencia de la cantante y poeta, Renata de Santis, le otorgó la musicalidad propia de su personalidad. Como no podía ser de otra manera, se refirió a la actual pandemia, al mes de la Pachamama y al derecho a la salud y la vida.

Compartió “Tifón”, en donde puso énfasis en la rebelión y el levantamiento del pueblo ante los males actuales como la droga, la corrupción y el desamparo. Se refirió al “paco” y la atrocidad de la conciencia de la realidad en esos “muertos vivos”.

“Rebelión”, escrito por Renata y musicalizado, hizo su aparición “a capella” en un mensaje lleno de adrenalina de una rebelión que nunca muera. La autora agradeció la invitación y destacó el formato alternativo en medio de la pandemia.

Dos videos directos al corazón

La escritora Mónica Cazón no pudo estar presente en el encuentro virtual, pero editó un video que fue parte de la transmisión realizada a través de YouTube y que fue seguida por personas de todo el país.

Los recuerdos, la nostalgia y una pluralidad de sensaciones se desgranaron en los poemas que resonaron en la clara voz de la autora y que fueron ilustrados por secuencias de imágenes editadas de excelente manera.

El otro video fue de Leo, el niño que pertenece al Espacio de Epicuro y que inició su vocación por la escritura siendo testigo de los talleres. Las imágenes de un libro “casero” con sus propios dibujos llenó de emoción.

La percepción del mundo desde una uña

Candelaria Rojas Paz presentó su poema “La uña”, que según sus propias palabras, tiene que ver con las cosas pequeñas que pasan desapercibidas pero que tienen que ver con la vida misma.

Expuso en la lectura que desde ella se atraviesa la vida cotidiana y hasta la muerte, porque la uña crece hacia la muerte, con lo que su mensaje trata de darle un sentido a lo cotidiano de la existencia y su legado.

En la canción “Llueve en mi paso” la voz poética desnuda la soledad en que se encuentra sólo con la sombra que la persigue, en tanto que la lluvia despliega silencios y llantos que se ocultan en ella hasta que surge el olvido.

Una poeta de lujo desde Buenos Aires

La participación de Inés Cortón, anunciada como número fuerte del encuentro, no defraudó, pero dejó con muchas ganas de continuar en el éxtasis de una catarata poética que, con su frescura y naturalidad, hizo resucitar a Epicuro -el filósofo-.

Luego de comentarnos su labor docente y literaria, la autora leyó en sucesivas oleadas literarias, los poemas: “Paisaje”, “Mujer pequeñita”, “Me gusta”, “Apocalipsis”, “No me definas”, “Como en un rito”, “Déjame”, “Destino de mujer”, “Sólo vos”.

En el último poema homenajea a los escritores y poetas y lo dedicó antes de su lectura, que marcó el final de un momento de pleno disfrute de las letras y que seguramente llenó de satisfacción a los organizadores.

Dos cuentos para el broche de oro

El final se marcó con la presencia de Lorenzo Verdasco, quien eligió dos cuentos para consolidar un gran aporte literario a toda la velada. “El viejo que tenía el color de las uvas” es un relato de un sueño que tuvo una mujer y que se lo contó al escritor.

Los originales caminos y lo absurdo del plano onírico se mezclan con los temores de la joven, en medio de un velorio en donde transcurre una cena con el propio difunto sentado en una silla de ruedas. El final es fabuloso.

Por último, “El lunar”, es un cuento en el que se narran los recuerdos de un amor truncado por el dictado de las normas sociales pero que tiene un reencuentro en el lugar menos pensado, una clínica psiquiátrica.

La foto del final promete nuevos encuentros, que podrían combinar presencia y virtualidad. Esperaremos ansiosos el nuevo Vernissage de Espacio de Epicuro.

*Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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