Por Manuel Ernesto Rivas. Lejos de la razonabilidad fría de las matemáticas, en el plano político muchas veces la división lleva a la sumatoria. Y en ese concepto, si se quiere simple para algunos y complejo para otros, radica el error inicial de Cambiemos en nuestra provincia.


¿Por qué la división es sumatoria? Simplemente porque si en el espacio cuyo lider -por el momento- es José Cano, se hubiera alentado la conformación de diversas listas para determinar las candidaturas que llevarían a las elecciones de octubre, se habría apostado no sólo a la democracia sino a las aspiraciones naturales de algunos de sus referentes. Esa situación habría llevado a captar votos que, con una lista a dedo ideada por Cano y el intendente capitalino Germán Alfaro, no aparecieron en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
De haber existido más listas dentro de Cambiemos para el Bicentenario, no sólo se podría haber cosechado más sufragios, también se habría minimizado la comparación con los votos captados por el Frente Justicialista.
En esencia, haber evitado dividir para luego sumar, se presenta en esencia como el error inicial de Cambiemos. Ahora bien, la pregunta a sólo dos meses de la contienda electoral definitiva es: ¿cuánta incidencia tendrá ese error inicial en los resultados finales?
Para empezar, los candidatos serán los mismos, encabezados por el devaluado, renunciado del Plan Belgrano e imputado en la causa Plan CoreANO, José Cano; y secundado por Beatriz Ávila, esposa de su socio el intendente capitalino Germán Alfaro. La presencia del “lord mayor” es la gran contradicción del espacio, porque la estrategia nacional apunta a dejar pegada a la actual gestión provincial con el kirchnerismo y el alperovichismo, pero resulta que el actual intendente de la “Ciudad Histórica” fue parte de esa gestión. ¿Cómo arrojar esa piedra sin romper el espejo en el que se mira Alfaro?
En tercer lugar estará el ahora supuesto plagiador de festivales nacionales e intendente de Concepción, Roberto Sánchez, aunque su entorno siga insistiendo en que el autor de esa copia es el anterior intendente concepcionense, Osvaldo Morelli. Aunque así fuera, la profundización de los errores del pasado ya no sería responsabilidad del anterior intendente sino del actual. Sánchez se come en este momento, no sólo el “huascha locro” del festival copiado a los cordobeses de la localidad de Los Romero, sino también su tosudez en no pedir licencia a su cargo. Con esa actitud no sólo insulta al funcionamiento institucional que debe primar más allá de los hombres, mujeres y nombres, sino que también se muestra como “testimonial”, una de las críticas que fracasó en la previa a las PASO. No se puede culpar a otros de errores que se cometen dentro del propio espacio. Es por ello que la estrategia de presionar al vicegobernador y cabeza de lista del Frente Justicialista, Osvaldo Jaldo, para que renuncie y no pida licencia en su cargo, parece estéril. El ex piloto de rally apareció dentro de la lista por la segura adhesión de su ciudad y zona de influencia, pero representó el mayor fiasco en la planificación y criterio de José Cano. La derrota en Concepción aún no se puede digerir.
Por último, en el cuarto escalón se encuentra Alberto Colombres Garmendia, llamado por los amigos como “Tito”. El actual legislador del minúsculo PRO tucumano no tiene incidencia ni el caudal de votos necesario para revertir la paliza recibida en las PASO. “Tito” se conformaría con poner la cara para no salir de la escena de un espacio en el que tiene más enemigos que amigos.

Sin autocrítica, no habrá cambio
La reunión que mantuvieron los referentes de Cambiemos para el Bicentenario en Buenos Aires, con el jefe de Gabinete Marcos Peña y el ministro del Interior Rogelio Frigerio, entre otros funcionarios, no sirvió de nada. ¿Por qué? Porque no hubo autocrítica. Se habló de que algunos jugaron al quedo, como en el caso del actual secretario nacional de Vivienda y Hábitat, Domingo Amaya, entre otros heridos que no integraron la lista definitiva que armaron José Cano, Germán Alfaro y Pablo Walter. Antes en esa mesa de cuatro también estaba Amaya, pero su silla ya no se encuentra disponible.
Nada se dijo en ese encuentro del error estratégico de sumar referentes de Fuerza Republicana, sin su líder Ricardo Bussi, quien captó muchos de los votos que podrían haber engrosado el caudal de Cambiemos. Con ello se comieron el repudio de un gran sector del radicalismo, que optó por no acompañarlos, en respeto a la memoria de los desaparecidos del centenario partido. Ese sector ya venía disconforme por el pobre rol que le toca desempeñar a la UCR dentro del espacio liderado por el presidente Mauricio Macri.
Ahora no se puede aplicar la división para sumar, porque esa lista sin consenso está en carrera. Ese es el error inicial que persigue a Cambiemos y que podría generar la más desastroza derrota y el fin de la conducción de Cano. En la otra vereda, la maquinaria se aceita y los heridos de las PASO ya están curados y preparándose para la contienda de octubre, con el objetivo del 4 a 0 en mente.

Comments

Comentarios