El cantautor colombiano adelanta cómo es su nuevo álbum, Vives, dice que no le interesa tener una vida de estrella, compara al reggaetón con la pornografía y se define como parte de los “nuevos cristianos”.

Noche de jueves porteña. Hay partidos por las eliminatorias para Rusia 2018, se sabe. Un anodino 0 a 0 entre Colombia y Paraguay, que Carlos Vives (56) sigue con atención, se impone como marco obligado de la entrevista, en un lujoso hotel de Puerto Madero.

En tres días (ayer), el cantautor colombiano volverá a ponerle ritmo al Luna Park, y la previa sirve para la promoción de su nuevo álbum, Vives, que saldrá a la venta en noviembre. Pero por el momento, su atención está puesta en la pantalla y en las preguntas.

-¿Qué tanto te gusta el fútbol?

-Me crié donde jugó Valderrama y vivía su familia, en el barrio de Pescaíto, en Santa Marta. Mi papá era directivo del club. Siempre estuve pegado ahí; conocí gente hermosa e inolvidable. Ahora, con ‘el pibe’ nos reunimos una vez al año. Trabajamos en la transformación del barrio.

-Tuviste muchos parientes metidos en la política. ¿Cuánto influyó eso en tu compromiso actual con distintas causas “sociales”?

-Fíjate que eso me dificulta el trabajo allá. Mi familia estuvo siempre en el poder. Muchos hicieron el bien, y otros no tanto. Pero no me interesa hacer política; porque eso lo termina pagando el pueblo. Estamos atrasados en infraestructura, y yo me siento con responsabilidad. Pero por ciudadano, no por mi familia.

-En tu un nuevo disco, tenés un tema llamado “Los niños olvidados”…

-Durante los varios años que llevo involucrado con fundaciones, conocí a una mujer llamada Ruth que trabaja con gente que vivió tragedias fuertes por causa de los paramilitares y las guerrillas. Mi esposa fue a hacer una ceremonia que se llama “mantas negras”, propia de los indígenas de la Guajira, que viven en el desierto. Es un lugar en donde el Estado no ha llegado. Muchos niños murieron por olvido. Claudia hizo esta ceremonia en la plaza principal de Bogotá. Pusieron cajones con los nombres de los niños por la Plaza, ella se puso una manta negra y se fue a llorar esos niños. Le mostraron al gobierno que había que ser dolientes. Yo prendí el noticiero, vi a mi esposa llorando a todos estos niños que nadie había llorado, y escribí la canción, que describe esa sensación.

-Hay otro tema, que tiene mucha onda a la canción “Tequila”.

-Es una mezcla de Charly, vallenato y mambo. Se llama Hoy tengo tiempo. Siempre saco tiempo para hacer cosas sencillas que le dan sentido a mi vida. No estar de afán todo el tiempo, corriendo montado a un avión. Me gusta burlarme un poco de eso. Esta es la vida que tengo. Disfruto de leerle una historia a mi papá porque él ya no puede leer, de sentarme en una tienda a tomarme un refresco y ver pasar la gente. La vida a veces te dice que ya no puedes hacer más estas cosas; pero no hay que correr.

-Tu relación con la industria de la música tuvo idas y vueltas. ¿Eso te lo dio el estar “out”?

-No, siempre fui auténtico. Cuando llegue a la industria, yo quería hacer música y me dijeron que esa música no era importante. Querían que cantara romántico, lo que hacía cuando actuaba en novelas. Eso lo disfruté, pero como artista quería ser yo. Decían que no iba para ninguna parte, que me iba a quedar en mi tierra cantando, que me iba a ir mal… Sin embargo, estaba feliz de que fuera así. Me importaba un pepino ir a Hollywood. Quería ser feliz con lo que hacía. Si iba a hacer una música muy de mi casa, para qué me iba a ir de mi casa. Finalmente, ahora vivo en un avión (es la tercera vez que viene a Buenos Aires en el año, y el ayer cantó en el Luna Park). Trabajo por mi gente, para mi pueblo; y es el que me ha llevado por todas partes.

-Como dice el dúo Gente de zona, “el mundo se está sumando a la fiesta de los latinos”.

-¡Estuve con ellos la semana pasada! Queremos hacer algo juntos. Son muy chéveres; el arsenal musical de Cuba es increíble. Esos nuevos sonidos son un bomba.

-¿Hiciste un reggaetón anti reggaetón?

-Se llama Nuestro secreto. Es todo lo contrario a lo que uno escucha. El reggaetón es contenido sexual explícito; para un caballero es difícil entenderlo. Hay una ley que dice que los caballeros perdemos la memoria. Le pierden el respeto a la mujer, es una cuestión de educación y cultura. Me llama, la atención los jóvenes hablando de esas cosas y eso me hace recordar una frase de mi abuelo: “Dime de que te ufanas, y te diré de qué careces”. No puedo entender al tipo cantando lo que le hace a una mujer, jactándose de eso.

-Muchos criticaron a Maluma, por el tema “Cuatro Babys”, por decir uno.

-Soy papá, tengo cuatro hijos. Sabes lo que quieres para ellos y lo que no quieres. A mucha gente eso le parece muy chévere para el pueblo, pero no para sus propias hijas. Respeto todos los estilos; no tengo nada en contra del reggaetón. Pero llevo muchos años en el negocio, y no se puede subestimar el poder educativo de los medios y de la música llamada “comercial”. Uno le tiene que dar al público buenos mensajes.

Carlos Vives: “El reggaetón es contenido sexual explícito”
Vives, en una producción para Clarín durante su paso por Buenos Aires. (Lucía Merle)

-Pero vos hiciste canciones con Maluma

-Claro, y también le he dicho cosas de sus canciones en la cara. Sobre todo, porque los músicos jóvenes se me han acercado a mi con cariño. A mí hay cosas que me parecen perversas, y se lo dije a Maluma: “¿Qué es el trap?” Es un género con temáticas sexualmente explícitas en inglés. Estos jóvenes están copiando eso. A Chalry García lo influenció The Who y se expresa con esas cosas. Y a Maluma le gusta el trap. Es música pornográfica. ¿Donde ves tu pornografía? En canales especializados; no cuando prendes la tele.

-Acá justamente ciertos productos televisivos “familiares” fueron criticados por la misma razón.

-Hay cosas de la danza que son sensuales, pero hay un límite. Todo tiene su espacio. Pero si la pornografía es controlada para que no le llegue a los niños, ¿por qué les llega la música de ese tipo?

-¿Eso es problema del artista que se expresa con su arte, o de los medios que la reproducen?

-Ahí está la respuesta. Tu libertad termina donde comienza la de los demás. La gente tiene derecho a que no les tiren con pobreza poética. Cuando te has criado con Luis Alberto Spinetta, ¿por qué te tiene que gustar lo otro? ¡Si ése es tu referente! Colombia es un país de poetas; no me van a meter el dedo tan fácil de decirme cuatro palabras que se repiten todo el tiempo, y yo diciendo “¡ay!”, y nada más.

-Tu tema “Robarte un beso” ya es un hit , y te fue muy bien con “La bicicleta”. ¡Sos un ídolo teen!

-Nunca antes le había puesto atención a las plataformas. Me invitaron a ver las oficinas de Spotify en Nueva York, y fui. Ellos miden todo. Me presentaron un perfil de la gente que me oye. Estoy impresionado. Todos son niños o muy jóvenes. Me sigue pareciendo loco. No lo tenía así de claro. Creo que es una generación con menos prejuicios. Yo no hago folclore exactamente, pero lo nuestro tiene un sabor local, a campo. No es la música de la urbe.

Fuente: Clarín

Comments

Comentarios