Dora-Inés-Cortón. Foto: suarezaldia.com.ar
Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. La escritora bonaerense Dora Inés Cortón, comparte en una charla profunda sobre la actividad creativa y docente, su experiencia y las sensaciones que le deja la publicación de su libro “Un lugar llamado palabra”.

Manuel Ernesto Rivas (MER): —¿Qué sensaciones te deja este año que culmina?

Dora Inés Cortón (DIC): —Cada final de año solemos hacer un balance de lo vivido. Y, como siempre hay pérdidas y ganancias. Claro que la vida no es un cierre de libros contables, por lo cual las pérdidas pueden ser difíciles y se las lleva con uno. Sin embargo, cuando las alegrías logran compensarlo se hace más fácil sobrellevarlas. Esa ha sido una de las enseñanzas más importantes de este año. La posibilidad de disfrutar la compañía de amigos, su cariño y apoyo, me han permitido decir que las sensaciones, aunque dispares, dejan sentimientos a favor. El “Haber” equilibra el “Debe”.

MER: —¿Cuáles fueron las experiencias en los diversos encuentros literarios?

DIC: —Entre esos puntos a favor, de los que comentaba, sin dudas han sido la posibilidad de participar de encuentros literarios tan importantes como la invitación al Encuentro de Escritores del Sol de las Talitas, un acontecimiento de carácter nacional, donde me dieron la posibilidad de presentar mi último poemario “Un lugar llamado palabra”. Fue un encuentro con amigos y escritores conocidos, pero además fue la oportunidad de estar cerca y de intercambiar opiniones y sentimientos sobre la creación poética, con los escritores más reconocidos de toda la región. Ha sido una experiencia inolvidable. Como lo fue la presentación de este mismo libro en mi ciudad. Un encuentro desde el cariño de quienes lo organizaron, y de la generosidad de quienes nos acompañaron. Ambos acontecimientos dejan un sabor dulce y el sentimiento de que es entre quienes nos comprenden, donde pasa lo mejor. Ambas han sido experiencias vitales.

MER: —¿Qué satisfacciones te dio el poemario “Un lugar llamado palabra”?

DIC: —Publicar este libro ha sido uno de los aciertos, por los que doy gracias. Han pasado algunos años desde la publicación de mis libros de haikus. De los que debo decir que fueron una puerta abierta a muchas oportunidades, que sin dudas se está repitiendo con “Un lugar llamado palabra”, ya que están preparados otros lugares para su presentación.
Y si debo hablar de la satisfacción de escribirlo, me obliga a decir que para mí la poesía, siempre ha sido “tomar la palabra”. Y lo digo en el sentido de la palabra que vibra, que alegra o duele, la que vale. La que se dice colocándose bajo una potente luz frente a los demás, con ese peso que da el miedo a desnudar los sentimientos para mostrar lo más profundo que nos acompaña. Este es el lugar que ocupa para mí la palabra en el poema, un compromiso. Y no significa que deba ser la palabra más seria. A veces al usar alguna que aparenta ser más liviana, más alegre, se está dejando el sentimiento que más nos importa.

MER: —¿Cuáles de tus libros te sorprendió más en materia de reacciones de la gente?

DIC: —Creo que sigo siendo más conocida como profe de cursos de escritura y/o lectura, que como escritora. Sin embargo, en cada presentación de los libros hay, como dice con acierto Barthes, un espacio para compartir esa “puesta en escena de la palabra”.

Debo confesar que tengo una mirada personal respecto de la edición de una obra: Cuando un libro sale al mundo, comienza un vuelo que ya no tiene mis alas, que lo aleja para transformarse en una aventura para los lectores. Ellos son quienes lo aceptarán, lo rechazarán, pasará a formar parte de un importante estante de sus bibliotecas, de sus sentimientos o irá al cajón del olvido. Nada puedo hacer respecto de eso. Todo lo que pude hacer, debió hacerse durante el tiempo de la creación.

Sin embargo, siempre es una caricia al ego, recibir los comentarios positivos. No hubo hasta ahora de los otros, de esos que ayudan a cuestionarnos y tratar de mejorar.

MER: —¿Cuáles son los caminos temáticos y estéticos que te gusta transitar en la poesía?

DIC: —Más que de caminos, debiera hablar de tiempos. Distintos, de distintos intereses, de distintas miradas hacía mí misma o hacia el mundo. Toda vivencia, todo tema que de alguna manera roza mi sensibilidad, crea la necesidad de conectar esas emociones con las posibilidades que me da el lenguaje para mostrarlas. Y de allí, surgen poemas que actúan en mí como lo hacen los gatos. Los temas me eligen a mí, como los gatos nos eligen para que los aceptemos y creamos que somos sus dueños. Eso me pasa al escribir (y también al compartir mis días con Beppo, mi gato). Podemos sentirnos dueños de las palabras mientras están surgiendo, luego, ya poemas, ya libros, se nos alejan, hasta que otras volverán con algún tema que nuevamente nos abre el corazón.

Y entonces, puede tratarse de temas personales, existenciales, sociales, del mundo natural. Siempre se acercan a las más importantes emociones humanas: Amor, desamor, soledad, alegría, dolor, miedos, esperanza. Desde siempre han sido los temas y sin dudas, seguirán siéndolo.

MER: —¿Cómo analizas el ámbito literario argentino?

DIC: —Sé que no nos alejamos de la experiencia literaria del resto del mundo. Es un mundo muy rico, pero también complejo. Desde sus orígenes hasta nuestros días en el ámbito literario argentino, vamos marcando una identidad que se enriqueció y se enriquece con nombres tan importantes como los de Borges, pero también con los de los nuevos escritores. Debo decir, con toda honestidad que lugares, como Tucumán, por ejemplo, viven en un entorno cultural y creativo que me sorprende, me alegra y me provoca la envidia de querer que algo semejante se repitiera en cada lugar.

Muchos de nuestros escritores noveles están siendo reconocidos más allá de los recintos locales y eso produce la sensación, tal vez ya sea una realidad, de que el ámbito literario está abarcando espacios amplios y de gran calidad. No puedo sino aplaudir que esto ocurra.

MER: —¿Qué falta en la gestión cultural para aquellos que eligen la escritura?

DIC: —Creo que en la pregunta está la respuesta: gestión. No veo grandes propuestas, no encuentro lugares donde haya cabida para los escritores, tal vez algunos destinados a la gente joven,(amo y apoyo con mucha fuerza a estos jóvenes, nos enorgullecen), pero hay una realidad que no se está viendo: Los escritores adultos, los de mayor edad (y quisiera apartarme personalmente), están pisando con mucha fuerza, pero se quedan encerrados en proyectos pequeños, en limitados espacios de divulgación y en encuentros que debieran, como el que pude disfrutar entre ustedes, abrirse al país y a todos los escritores.

MER: —¿Cuál es la Feria o el Encuentro Literario que más te impactó? ¿Por qué?

DIC: —He concurrido, como muchos de ustedes, a ferias de libro de Capital en variadas situaciones y con distintos intereses. Son el lugar del encuentro nacional e internacional más importante para quienes no solo escribimos, sino leemos mucho. Y siempre han tenido la emoción de un nuevo descubrimiento. Sin embargo, y a pesar de parecer un simple elogio, el hecho de compartir con ustedes este último Encuentro Nacional de Escritores del Sol, de las Talitas, de haber estado en el otro lado, como escritora, de haberme sentado junto a importantes poetas del país, me ha dejado esa alegría que planteas con la palabra impacto. Sí, me impactó.

Inés Cortón recibiendo su declaración de “Visitante Ilustre” en Las Talitas.
MER: —¿Cómo pueden lograr más visibilidad los escritores del interior?

DIC: —Creo que repetiré la idea, con gestión. Gestión cultural que abarque cada lugar del país, que una, tanto los lugares como los escritores. Si es cierto aquello de que “nadie es profeta en su tierra”, entonces ampliemos la tierra donde mostrarlos y a lo mejor también los verán en la suya.

MER: —¿Qué te generan las acciones diarias del Taller Repentista?

DIC: —Hablar del Taller Repentista puede llevar a una larga respuesta. Trataré de ser sintética. Este Taller que nació como un juego de dos, se transformó con los años, hace muchos ya, en una posibilidad donde el juego, adquirió la seriedad que tiene entre los niños, pero practicado por adultos que son felices escribiendo.

Muchos de ellos han ingresado con el temor de “no poder”, no sentirse seguros de hacer algo “a la altura”. En realidad, creo que todos los “escritores” sentimos eso, incluso cuando ya creemos serlo. El Taller Repentista, sin embargo, da muestras de que ese “juego” diario y pequeñito de escribir un microtexto cada día, ha dado como resultado repentistas que han querido ir un poco más allá y entonces toman cursos, se interiorizan, se preparan y van surgiendo excelentes escritores que se destacan más allá de los límites de sus lugares. Esto solo puede generarme mucha alegría y el orgullo de haber prestado un lugarcito diario desde donde pudieron conseguirlo.

Me siento muy orgullosa quienes participan, de quienes me acompañan y me ayudan diariamente. Debo, por una cuestión de honestidad y agradecimiento, nombrar a uno de sus tucumanos: Gustavo Díaz Arias, fiel compañero y pendiente de que el Taller sea cada día un espacio de encuentro de personas con el mismo interés, con la misma generosidad y que los une el amor a la lectura y la escritura.

Gustavo Díaz Arias e Inés Cortón en la presentación realizada en Las Talitas.
MER: —¿Qué cosas te conmueven?

DIC: —Siento que es más fácil responder, sobre aquellas que no me conmueven. En mi necesidad de “escribidora”, siempre hay, hasta en el más pequeño detalle algo que toca la sensibilidad y se transforma en un sentimiento. Deseo que eso sea visible en mis poemas. Desde los haikus, que es la mínima expresión, de lo más pequeño que nos rodea, hasta los poemas de “Un lugar llamado palabra”, llevan implícitos todos los temas que me han conmovido. El primero, la propia palabra.

MER: —Si tuviera que pedir un deseo ¿Cuál sería?

DIC: —Que sean los lectores los que otorguen el título de “Escritor”. Mientras tanto, creo que solo somos aventureros de la escritura, simples “escribidores”.

MER: —¿En qué proyectos trabajas?

DIC: —Como desde hace años, además de moderar el “Taller repentista” y escribir, a veces con más asiduidad que otras, sigo con el dictado de cursos de escritura: de cuentos, poemas y este último año de la incorporación del curso de novela. Pero también sobre “Cómo leer a Borges, a Cortázar, a escritores latinoamericanos e incluso a Shakespeare” (una seria travesura). Aclaro que no los llamo talleres, porque se trata de algo que va un poco más allá de la sola práctica de la escritura.

MER: —¿Qué consejo le dirías a quienes están comenzando con la escritura?

DIC: —En primer lugar, que lean. Lean mucho y variado. Y luego, que comiencen a leer como escritores. Será el primer momento de aprendizaje. Y, agregaría, no duden en buscar ayuda, en participar de cursos. Contrariamente a lo que suele decirse, se ha comprobado que son lugares donde se avanza en el aprendizaje o al menos donde se da la posibilidad de pulir y dar calidad a la escritura.
Me parece interesante que, quienes comienzan a escribir, como quienes lo hacemos desde hace tiempo recordemos lo que nos decía Ernest Hemingway: “Todos somos aprendices en un oficio en el que nunca se llega a ser un maestro”. Hasta el más grande de los nuestros, Jorge Luis Borges, se enorgullecía de lo que había leído y no tanto de lo que había escrito.

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder y Letras de Fuego Ediciones. Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor.

Datos de la autora

Dora Inés Cortón, nació en Coronel Suárez (Provincia de Bs. As), actualmente reside en Capital Federal. Docente y capacitadora docente. Es autora de cuentos y poemas. Ha adaptado cuentos infantiles para obras musicales y compuesto guiones para videos.

Inés Cortón en uno de los paisajes tucumanos que visitó.

Ha colaborado en periódicos y publicado en revistas, locales, regionales, así como en latinoamericanas (voxlocalis.net) y españolas (eforyatocha.com); en entidades e instituciones como Biblioteca Parlante Haroldo Conti, de Tucumán; Biblioteca Infantil de Coronel Suárez y en Isidoro Espacio de Arte, entre otras.

Es tutora virtual, título otorgado por la OEA. Dicta cursos virtuales: “Escritura creativa: Palabras en vuelo”, “Lo fantástico en el cuento Latinoamericano”, “Cómo leer a Borges”, y de “Poesía”, entre otros. Seleccionada para participar con el cuento “Juicio al Silencio y la Palabra” en la presentación multidisciplinaria “Y el verbo se hizo baile”, en el Centro Cultural Recoleta.

Finalista en el Concurso Nacional Neruda con la obra “De naufragios” y, con “La edad del tiempo” en el “Centro Poético” de Madrid, España. Ha publicado: “Pequeños pies” (plaqueta de haikus, 2013), “Kimono azul” (2013) y “Como Cerezas” (2015), libros de haikus editados por Ediciones de La Eterna y “Un lugar llamado palabra” (2025), de Letras de Fuego Ediciones.

Recientemente fue incorporada a la Academia Norteamericana de Literatura Moderna Internacional.

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