dolar

Desde ayer además se acortó el pago por compras al exterior de 120 días a 30 días, lo que representa una ventaja sustancial para la mayoría de las empresas que importan.

 

Un tipo de cambio mucho más bajo, la posibilidad de pagar a los 30 días y la apertura que promueve el Gobierno gatillaría un fuerte repunte de las importaciones en los próximos meses tras el notorio bajón de la primera parte del año.

 

A partir de ayer comenzó a regir una mayor flexibilización para las pymes, que podrán completar el pago de cualquier compra en el exterior en el plazo de un mes. Así quedó atrás el plazo de 120 días (en cuatro cuotas de 25% cada una) para los pagos al exterior que había establecido el Gobierno en el arranque de la gestión.

La medida implica que se avanza en una normalización de las operaciones de comercio exterior, tras la enorme deuda que dejó con los importadores la gestión de Alberto Fernández. Además, los pagos en cuotas también provocaron que siguiera creciendo la deuda flotante con importadores. Parte de todo ese endeudamiento fue saldado con la emisión de Bopreal, bonos en dólares que pueden suscribir aquellas empresas que compraron en el exterior pero no pudieron girar pagos.

Las cifras oficiales difundidas por el INDEC son elocuentes. En el primer bimestre del 2024 las importaciones se derrumbaron 16,3% y casi 95% de los pagos se hicieron en forma diferida. Solo en febrero la caída fue superior al 18% y en marzo la tendencia se habría mantenido en valores similares.

Pero para adelante el panorama podría mostrar un claro cambio de tendencia. Si bien la caída de las ventas actúa como un freno, en las últimas semanas ya se notó un movimiento mucho mayor entre los importadores, incluyendo viajes a China y otros destinos para acelerar compras.

El tipo de cambio mucho más barato en términos reales, junto a la posibilidad de importar casi sin restricciones pagando los aranceles y el impuesto PAIS, hizo que muchas compañías decidieran apurar las compras.

En rubros como indumentaria, calzado y electrónicos, por solo citar algunos, las posibilidad de competir con productos de mejor calidad y más accesibles a los bolsillos empieza a generar mayor atractivo.

El dólar oficial, que sube 2% por mes, se apreció 25% desde la última devaluación de diciembre, cuando pasó de $350 a $800. Esto obviamente actúa como un incentivo para importadores y el peligro es que desaliente a los exportadores, que pierden rápidamente competitividad. Por otra parte, el tipo de cambio que surge del contado con liquidación cayó un 35% en el mismo período. Esto implica que la Argentina se encareció fuertemente en dólares, lo que al mismo tiempo promueve una mayor competencia de las importaciones.

“Aunque todavía no se nota, vamos a ver un fuerte ingreso de productos importados en los próximos meses. Hay muchos que están pensando en traer casi cualquier cosa y puede ser peligroso, porque las ventas cayeron mucho. Y además las empresas también acumularon mucho stock el año pasado para aprovechar la brecha cambiaria y van a tener que salir a vender a precios mucho más bajos para vender algo”, explicó un importador con más de 30 años de experiencia.

En los supermercados también se empieza a notar, aunque todavía a cuentagotas, el ingreso de mercadería importada, sobre todo luego de la decisión del Gobierno de reducir también a 30 días el plazo para importar. Por lo pronto, los últimos datos de inflación de consultoras privadas mostró una muy fuerte desaceleración en las primeras semanas de abril. Se estima que el índice del mes estará ya en un dígito, posiblemente en el rango de 8% a 9% por mes. Y la inflación núcleo caería incluso un escalón adicional, tras haberse ubicado en 9,4% en marzo.

fuente: infobae

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