El ministro del Interior confirmó que se habían detectado marchas políticas en su contra para “generar disturbios”.

A las 18.48 una gacetilla de Presidencia informó que el Presidente asistiría este miércoles a un acto por el Día de la Bandera en Rosario.

El presidente Mauricio Macri encabezará mañana, a partir de las 8.45, el acto central por el Día de la Bandera, que se realizará en el Monumento Histórico Nacional que rinde honor al pabellón nacional en la ciudad de Rosario“, rezaba el comunicado.

El Presidente estaría acompañado por el gobernador de la provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz; la intendenta de Rosario, Mónica Fein, y por los jefes de las Fuerzas Armadas, entre otras autoridades.

Sin embargo, lo que empezó como un rumor, rápidamente se hizo realidad: Federico Angelini, diputado provincial de Santa Fe y coordinador del ministerio del Interior en la provincia, le confirmó a los medios que el mandatario no viajará a Rosario ante la posibilidad de que se produjeran incidentes.

“Había demasiados avisos de manifestaciones de esos violentos que quisieron impedir la visita allá por el 2016, cuando vino a la facultad de Derecho, y cuando vino el año pasado al festejo del Día de la Bandera. Esta vez, desde presidencia de la Nación, a partir de las distintas advertencias que había de grupos de violentos que podían empañar la fiesta, se priorizó cuidar la paz”, explicó el titular del PRO en la provincia.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, difundió un comunicado en el que confirmó la decisión del Ejecutivo. “Con motivo de haber recibido notificaciones de los responsables de la seguridad presidencial y del gobierno de la Provincia de Santa Fe donde se indicaba que se debía reforzar las medidas de seguridad para evitar la posibilidad de que se generen disturbios en las calles de Rosario de organizaciones políticas, se suspenderá mañana la asistencia del Presidente a esa ciudad para la celebración del Día de la Bandera”, señaló.

Frigerio relató que se comunicó con Lifschitz, que se manifestó a favor de suspender la actividad. “El Presidente tomó esta decisión basado en preservar ante todo la paz y la seguridad de los rosarinos y solicitó que se informara a través de la prensa de los motivos de la cancelación de su visita”, concluyó.

El operativo de seguridad, del que participaría la custodia presidencial a cargo de Casa Militar, además de fuerzas federales y de la provincia, estaba ya diagramado. Un doble vallado custodiaría el Monumento Nacional a la Bandera, a la vera del río Paraná, impidiendo que los manifestantes pudieran acercarse al acto. Al menos 100 metros los separarían de la presencia de Macri.

Las protestas contra los ajustes tarifarios, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los proyectos de reforma laboral y previsional y la marcha de la economía, no diferían a las que se observaron en visitas anteriores del presidente.

Con la consigna “El Monumento es de todos”, representantes de comerciantes y Pymes, acompañados por organizaciones estudiantiles, sociales, políticas y gremiales, muchas de ellas nucleadas en la Multisectorial contra los tarifazos, tenía previsto reunirse en la céntrica esquina de las peatonales Córdoba y San Martín, a unos 600 metros del lugar donde se desarrollaría el acto.

La intención era marchar para aproximarse hasta el lugar que el operativo de seguridad lo permitiera para hacer sentir sus quejas.

“No queremos darle el margen a estos violentos que permanentemente quieren opacar las visitas del presidente. Son antidemocráticos y su único objetivo es opacar la fiesta”, insistió Angelini.

En los dos años anteriores el presidente encabezó en Rosario actos por el Día de la Bandera con presencia menguada de público. En uno de ellos se produjeron incidentes a unos 400 metros del Monumento y el año pasado las extremas medidas de seguridad, que recortaron los tradicionales desfiles, generaron el enojo de combatientes de Malvinas que esperaban ser parte de la actividad oficial y se marcharon al comenzar los discursos.

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