dengue

Lules es el departamento más afectado por la epidemia actual de dengue, con la mayor tasa de incidencia en la provincia según el informe del Ministerio de Salud. El número de pacientes con síntomas sigue aumentando, y los esfuerzos de los agentes sanitarios que recorren la zona parecen insuficientes. La directora del centro asistencial, María Cecilia Pira, detalla que el hospital atiende más de 200 consultas diarias, de las cuales el 80% son por dengue.

Mercedes Nacher cuenta que “toda nuestra vida se alteró por esta enfermedad”. Por miedo a los mosquitos, ya ni siquiera abre las ventanas de su casa ubicada en una zona conocida como el asentamiento Mercedes, donde comenzó el brote. Los primeros contagios, según las autoridades, ocurrieron porque en esa zona hay muchos residentes que viajan hacia o desde Bolivia, y en ese país vecino la epidemia es muy grande. “Mis tres hijos mayores tuvieron dengue. Ahora tengo miedo por los más pequeños, por eso no los dejo salir ni a la vereda”, explica Nacher. Según José Parrado, en todas las casas se multiplican los casos de dengue.

La doctora Pira, que asumió la dirección del hospital hace pocos días, antes recorría los barrios de Lules. “Empezamos a ver casos en febrero, pero hace tres semanas se incrementaron muchísimo las consultas. Ya hay contagios en toda la localidad, no sólo en un asentamiento. La mayoría de los pacientes llegan deshidratados, ya que esta patología provoca pérdida de líquidos”, explica. En algunos casos, se les pone suero a los enfermos y, si es necesario, quedan internados.

Durante su trabajo de campo, la médica pudo observar algunas de las situaciones que contribuyeron al aumento de casos en Lules. “Hay mucha acumulación de objetos en las casas. Además, al recorrer las viviendas, notamos que algunas personas no buscaron atención médica a pesar de tener síntomas, lo cual fue un gran error porque continuaron propagando la enfermedad. Los pacientes tardan en acudir a la consulta. Vienen al hospital y nos informan que han estado sufriendo vómitos o diarrea durante tres o cuatro días. Buscan ayuda cuando ya es demasiado tarde. Es un riesgo permitir que la enfermedad avance, ya que algunos casos pueden complicarse seriamente”, explicó.

La médica también destacó que le llamó la atención la cantidad de pacientes jóvenes, especialmente mujeres, con casos graves en esta epidemia. “Cuando un paciente está en estado crítico y el cuadro se complica demasiado, lo derivamos a otros hospitales que cuentan con unidades de cuidados intensivos”, señaló mientras supervisaba la preparación del hospital para el fin de semana largo, que incluyó la creación de estaciones de hidratación con camas y sillones para tratar a los enfermos de dengue.

La médica admitió que la enfermedad sigue avanzando a pesar de los esfuerzos de los trabajadores de la salud que recorren las zonas para realizar bloqueos y fumigaciones para eliminar los mosquitos Aedes Aegypti.

Mauricio Gramajo, supervisor de los agentes sanitarios en Lules, muestra en su rostro el agotamiento que implica trabajar incansablemente contra el virus, incluso realizando tareas que nada tienen que ver con la asistencia sanitaria. “Tenemos que entrar en las casas y sacar la basura o vaciar y limpiar las piscinas de lona”, explica. Él mismo contrajo la enfermedad hace dos semanas y tuvo que recibir suero debido a la deshidratación. Actualmente, seis de los quince agentes sanitarios de la localidad están de baja por haber contraído el dengue.

A pesar de que Lules fue una de las zonas más afectadas durante la epidemia de 2020, Gramajo afirma que esta vez es peor. “Nunca había visto algo así, es terrible cómo está afectando a la gente”, dice la directora del hospital. Además de causar deshidratación, el dengue disminuye el número de plaquetas y glóbulos blancos, y puede provocar hemorragias. Por esta razón, el hospital cuenta con un laboratorio donde se realizan análisis en el mismo día a los pacientes.

Aunque la terapia intensiva aún no está saturada, casi todas las camas están ocupadas. Los mosquiteros que cubren a los pacientes son la señal de que están allí recuperándose del dengue. En la sala de espera, María Cáceres cuenta que es la cuarta vez que acude en las últimas semanas, esta vez para acompañar a su hija que tiene fiebre y dolor de cabeza. “Yo fui la primera en enfermarme hace un mes. Comencé con fiebre, escalofríos y muchos dolores musculares. Estaba derrotada”, explica. Y aporta un dato importante: en su vecindario, pocos afectados acudieron al hospital para recibir tratamiento. “Es una enfermedad insoportable: te duele todo, te pica todo. Todavía no me he recuperado. Es una verdadera pesadilla”, resume mientras sacude la cabeza con fuerza como quien intenta borrar un mal recuerdo.

Las cifras oficiales confirman que la epidemia continúa avanzando y ya suma 9.864 casos confirmados en Tucumán, de los cuales alrededor de 5.500 pacientes todavía padecen la enfermedad. Además, se han reportado cuatro muertes a causa del virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti. Aunque ha habido más casos sospechosos de muertes por dengue, según los estudios del Siprosa, no se han podido confirmar. El más reciente ocurrió en Ohuanta, donde una joven de 23 años falleció el lunes en el hospital del Este. Su familia informó que había sufrido síntomas de dengue, como fiebre, dolores corporales y vómitos, según vecinos de la zona.

fuente: contexto

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