-¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué hace vestido con guardapolvo blanco? ¿Acaso está por solidarizarse con la lucha salarial de los médicos?
-Más bien de los médicos y los docentes, querido amigo.
-¿Y por qué tanta solidaridad de su parte?
-Porque me enteré de las presiones que sufren los trabajadores de la salud, pero de parte de uno de los sindicatos.
-¿De uno de los sindicatos?
-Sipi.
-¿Qué tipo de presiones y qué sindicato?
-Resulta que un sindicalista, al que lo conocen como “referí de metegol”, manda escribanos para que controlen quiénes hacen paro y quienes no.
-Ah, ya sé de quién se trata…
-No lo diga porque la gente ya lo sacó.
-¿O sea que ese “inspector de zócalos” es un verdadero buchón?
-Sipi, pero esas actitudes generan más rechazo y enardecen aún más a la gente. Lo mismo pasa en el ámbito educativo.
-¿Usted cree?
-Sipi.
-¿Por qué?
-Porque los que siempre negocian aumentos escalonados hasta noviembre y se quedan callados cuando se liquidan mal aguinaldos e ítems de la docencia, ahora están en problemas.
-¿En serio?
-Claro, las bases han perdido la paciencia y creo que se tendrá que dar un giro a las negociaciones.
-¿Qué giro?
-Abandonar el esquema de diálogo y de negociadores heredado de Alperovich.
-¿Se podrá?
-Mire, la verdad, es que no sé, pero el horno no está para bollos.
-¿Qué piensa que harán los sindicalistas de siempre?
-Creo que no tienen mucho margen de maniobra y, como dice mi amigo Manuel Rivas, vienen representando la misma obra todos los inicios de clases, y la gente ya conoce el parlamento.
-Se me lo vino teatral, Eduard…
-Me tengo que poner a tono con la tragedia que se avecina mi querido amigo.
-¿Qué tragedia?
-Me dijo el encargado del bar que le cortaron el crédito por la gran deuda que tiene.
