De atentados que llaman a la unión de los argentinos y a terminar con la grieta permanente

—¡¡¡Eduard querido!!! ¿Qué pasa que hoy no está disfrazado de nada ni hay ambientación acá en el bar? ¿Acaso hoy me quiere despistar?

—No, mi estimado. Hoy no quiero despistar a nadie. Simplemente hay cosas más importantes que el folclore de los chismes políticos.

—¿Qué cosa puede ser más importante que nuestros chismes políticos?

—¡¡¡No sea zopenco!!! Cale desde adentro el zapallo en el que vive.

—No se me lo sulfure de ese modo que le puede venir algo, Eduard.

—No me haga calentar, entonces. ¿Acaso no vio las noticias con el atentado que sufrió Cristina?

—Como dice usted: sipi.

—Y bueno, mi querido amigo. Contar un chisme en este contexto no tiene sentido.

—Ah, en eso tiene razón, Eduard.

—Claro que tengo razón.

—Y qué haremos entonces hoy en el bar.

—Llamaremos a la unión nacional y a terminar con la grieta permanente.

—¿Y usted cree que eso es posible?

—Mire, algún día tenemos que comenzar con esa tarea colectiva.

—Claro, ¿y lo que nos leen lo entenderán así?

—Con que lo entiendan algunos, es un digno comienzo.

—¿Y cuándo volveremos a los chismes políticos?

—La semana que viene, mi estimado.

—Está bien. ¿Quiere que le convide un café?

—Un pequeño pocillo.

—¿Por qué tan poco? No me diga que ya consumió algo a mi cuenta.

—No.

—¿Y entonces?

—Me quiero cuidar porque estamos cerca del mediodía y le quiero hacer pagar el almuerzo.

—¡¡¡Ya me jodió de nuevo…!!!

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