Las personas a partir de los 65 años de edad se encuentran más vulnerables a sufrir golpes de calor.

El actual jefe de residentes de Geriatría y Gerontología Médica del hospital Avellaneda y staff del equipo del Programa de Atención Integral del Adulto Mayor, Emilio Verón, explicó que las personas a partir de los 65 años de edad tienden a perder la sensación del calor y la sed, razón por la cual se encuentran más vulnerables a sufrir golpes de calor.

“En esa etapa de la vida los golpes de calor pasan muchas veces inadvertidos, el paciente no es consciente de lo que le está pasando hasta que ya es tarde. Signos de cansancio, fatiga, dolor de cabeza significativo, debilidad, mareos y pérdida de la normal funcionalidad deben ser una alarma a la cual prestar atención y concurrir a la guardia de forma inmediata”, dijo el referente.

Medidas como la frecuente hidratación, aun cuando la persona no sienta sed, a través del consumo de 2 a 3 litros diarios de agua fresca y jugos, permite regular la temperatura corporal. A los pacientes mayores que salgan de sus domicilios, es importante recordarles que eviten la exposición prolongada al sol, especialmente de 10 a 17 horas y que lo hagan usando ropa ligera y clara.

Los pacientes que tienen disminuida su movilidad y permanecen en sus domicilios, deben contar con una buena estancia, dormitorios con aire acondicionado o ventilados y con cortinas o persianas que eviten que aumente la temperatura de la habitación.

Otro aspecto a cuidar es evitar el consumo de comidas copiosas que aumenten la temperatura del cuerpo. Ensaladas frías, verduras cocidas, frutas son las ingestas más adecuadas en la temporada estival.

El hospital Avellaneda cuenta con un servicio especialmente abocado a la atención de adultos mayores a cargo del Juan Ernesto Kairuz. El mismo funciona por turno programado en el consultorio 33 de lunes a viernes de 8 a 12 horas. “Aquí realizamos una valoración general del estado integral del paciente gerontológico- mayor de 65 años- en sus funciones clínica, social, emocional, afectiva y cognitiva”, concluyó Verón.

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