En la portada: el presidente chino después de tener sexo con un pangolín.

Los periodistas de Charlie Hebdo de Francia no temen a las represalias. Aún cuando han vivido uno de los peores atentados contra la libertad de expresión de la historia cuando su redacción, en el corazón de París, fue el blanco de terroristas islámicos el 7 de enero de 2015 dejando como saldo 12 personas muertas. En aquella ocasión, los cronistas y caricaturistas franceses se habían ganado el odio del extremismo musulmán, que consideraba que habían faltado el respeto a la figura de Mahoma, su profeta. Esta vez decidieron intervenir con sus dibujos en la actualidad que sacude al mundo: la pandemia por el coronavirus Sars-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19.

En su portada publicada hoy puede verse a Xi Jinping, líder del régimen chino, acostado tras tener sexo con un pangolín, el exótico animal que habría sido el que transmitió el virus a los humanos en un mercado de Wuhan, China, de acuerdo a la versión oficial. El semanario imprimió además un intrigante texto: “China… ¿realmente nos ha contado todo?” En la ilustración puede verse al presidente chino fumando, desnudo debajo de las sábanas, abrazado a la especie en peligro de extinción cuyos labios tienen rouge rojo. Ambos, fuman, en una típica imagen de intimidad.

En el video de la presentación de la tapa de esta semana, se va más allá. Se puede observar cómo el pangolín emerge desde debajo de las sábanas en clara alusión a haber practicado sexo oral sobre Jinping quien muestra un rostro feliz y relajado mientras fuma. Es de esperar una reacción furiosa de la diplomacia china, algo que muchos diarios, revistas y medios de comunicación en general padecen cada vez que muestran cuestionamientos abiertos contra Beijing.

 

 

Mucho más teniendo en cuenta los antecedentes del régimen respecto a Charlie Hebdo. Cuando ocurrió el mortal atentado, el aparato propagandístico del Partido Comunista Chino (PCC) no condenó el ataque sino que por el contrario advirtió sobre la libertad de prensa. Para los funcionarios chinos, los asesinatos en París demostraron los peligros de una prensa libre. La agencia oficial de noticias Xinhua publicó un editorial que decía: “Debería haber límites para la libertad de expresión”. “Si las personas se pusieran límites a sí mismas al expresar ‘libertad’ y respetar a los demás habría menos tragedias en el mundo”, dijo entonces el organismo estatal.

Charlie Hebdo suele perturbar con sus portadas y coberturas, sin importarle demasiado si ofende a algún colectivo poblacional específico y ejerciendo a pleno sus derechos. Es así que recibe críticas desde el islamismo, pasando por el cristianismo hasta llegar al judaísmo. También no se detiene en gobiernos o políticas de derechas o izquierdas, mostrando una verdadera e independiente rebeldía. Particularmente, la revista francesa arremete contra dictaduras, regímenes autoritarios y sistemas regidos por la religión.

La filosofía del semanario puede publicarse en el editorial que su director firmó cuando se cumplieron cinco años desde el atentado. “Antes uno se cagaba en Dios, el ejército, la Iglesia y el Estado. Ahora nos toca aprender la manera de mandar a la mierda a las asociaciones tiránicas, las minorías ególatras, blogueros y blogueras que nos golpean en los dedos con una regla como si fueran maestritos de escuela”, escribió Laurent Sourisseau, conocido como Riss, el nuevo director del semanario.

China, en la mira

Desde el inicio del brote pandémico, el régimen de China ha quedado en el ojo de la tormenta por la falta de transparencia en sus datos, pero sobre todo por el ocultamiento sistemático que su administración hizo sobre el brote. La represión a médicos y científicos para que no hablaran públicamente sobre el brote de Wuhan, impidió al resto del planeta prepararse y saber en verdad lo que ocurría en la potencia asiática que permitió que el virus se extendiera a otros países sin advertencia alguna.

Beijing informó hacia el 31 de diciembre a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que una nueva cepa viral había nacido en aquella ciudad pero mintió al asegurar que ya estaba bajo control y sin ninguna posibilidad de que fuera a expandirse más allá de la provincia que la contenía, Hubei, al oeste de Shanghai. En esa misma comunicación había afirmado que los primeros casos databan de mediados del último mes del último año.

fuente: infobae

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