Por Manuel Rivas* | La “Revolución de la Alegría” tuvo sus quince minutos de fama, que terminaron hace tiempo. Los inflados globos amarillos lucieron su dureza alimentados por las esperanzas que despertó un cambio que nunca llegó.

Promesas, sólo promesas

Millones de argentinos esperaron, con una ansiedad que se fue diluyendo, una reactivación económica, mayor empleo y consumo, el fin del impuesto a las ganancias para los trabajadores, un dólar controlado, que la inflación dejara de ser un tema de preocupación y otras tantas promesas que realizó Mauricio Macri en esa campaña electoral en que derrotó a Daniel Scioli.

Hoy los únicos globos que están inflados, son los de millones de argentinos que se encuentran bajo la línea de pobreza, desempleados, impedidos de pagar el alto costo de los servicios o de llevar el alimento diario a la mesa de sus hogares.

Emprendedores abandonados

Esos argentinos que tenían un emprendimiento y que se debaten entre el cierre y la agonía, o que ya bajaron las persianas ante la falta de políticas de crecimiento y garantía de las fuentes de trabajo, por más mínimas que fueran.

Esos emprendedores son los que sostienen que el Estado no está al lado de ellos en estos momentos críticos, pero cuando todo anda bien están prestos a cobrar las cargas impositivas: la AFIP, Rentas de la Provincia o los municipios de cada caso, están ávidos por recaudar, pero no aplican políticas de contención a quienes se animan a llevar adelante un emprendimiento.

Genitales y ovarios inflados

También tienen los genitales y ovarios más que inflados aquellos que ven como, periódicamente, tienen que soportar los incrementos en los combustibles aún cuando el precio del petróleo a nivel internacional baje, y por consiguiente la suba en los precios de los productos como consecuencia de los costos por flete.

Este es el país asimétrico en el que todos los candidatos prometen establecer equilibrio e igualdad, pero cuando llegan al cargo, no pasa nada. De este modo, quienes viven en Buenos Aires pagan tarifas de nada y precios más accesibles, en comparación con el mal llamado interior del país.

¿Pesada herencia?

Los argentinos tenemos los globos inflados porque nos toman de tontos, al decirnos, casi a la finalización de cuatro años de mandato, que todo esto tiene su origen en la “pesada herencia”.

¿Acaso o han gestionado este país en un período de gobierno? ¿No lo endeudaron por más de cien años? ¿De qué sirvió ese dinero? ¿Quién se benefició con todo eso? Seguramente que los más de 44 millones de argentinos no vio mejorar su calidad de vida.

Quizás se esté gobernando para una minoría rica, la que siempre manejó los hilos de la Argentina. Lo preocupante es que quieren seguir, mientras nosotros, seguimos con los globos inflados.

*Director Diario Cuarto Poder

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