vacuna

La idea de la producción local de inoculaciones contra el coronavirus con transferencia tecnológica del productor original parece ser una nueva fórmula que impulsa el Gobierno Nacional y las autoridades de Salud, a la hora de diseñar una estrategia para romper con la inercia de la escasez. El flamante caso de Sinergium Biotech y el laboratorio chino Sinopharm.

Cubrir la escasez

La necesidad cada vez más vital de perforar el contexto de escasez de las vacunas contra el COVID-19 y la llegada a cuentagotas de las aproximadamente 56 millones de dosis compradas a través de distintos contratos que firmó el Gobierno Nacional, dieron impulso a una flamante estrategia sanitaria para salir del atolladero que provoca el problema del acceso: que el mejor epicentro para la producción masiva de vacunas sea la Argentina.

Preocupa la segunda ola

Mientras el caso argentino sigue inmerso en los avatares que provoca la segunda ola, con una estacionalidad marcada por las bajas temperaturas, un contexto de alta transmisibilidad del virus SARS-COV-2, más letalidad y aparición de nuevas variantes; como telón de fondo, emerge la amenaza del resquebrajamiento del sistema de salud con riesgo permanente de colapso. En este marco, la necesidad de más vacunas es imperiosa, ni siquiera para lograr la pretendida inmunidad de rebaño porque para vacunar al 70% u 80% de la población argentina, se necesitarían entre 30 a 40 millones de vacunas disponibles.

Apoyarse en la ciencia

Argentina con el impulso de las autoridades sanitarias inició una avanzada para promover una fórmula que se apalanca en pura ciencia made in Argentina, y en la transferencia tecnológica y la capacitación de las mentes brillantes y tecnología aplicada hacia los nuevos hallazgos contra el COVID-19. Hasta aquí Argentina ha pasado con creces el convite.

Son tres los proyectos bajo esta modalidad: dos ya en marcha, AstraZeneca-mAbxcience (Grupo Insud) para producir la vacuna Oxford-AstraZeneca y donde el principio activo de las inoculaciones sale desde acá hacia México; y luego allí se realiza el rellenado y envasado. El segundo es el Instituto Gamaleya-Federación Rusa con Laboratorios Richmond, cuya transferencia tecnológica en una primera etapa vendrá desde Rusia; y en la segunda y última, se producirá la totalidad de la Sputnik V en Argentina. Y el tercer proyecto, la potencial alianza entre Sinergium y el laboratorio chino Sinopharm para hacer la vacuna china descubierta en Beijing; aquí, en la zona Norte de la Provincia de Buenos Aires.

Fuentes allegadas a Sinergium dijeron: “estamos en la antesala de lo que sería un posible acuerdo. Tuvimos dos reuniones protocolares, y faltan ahondar las cuestiones técnicas: ¿Cómo se haría la transferencia tecnológica? Frente a la producción de vacunas, ¿se hará la formulación y el envasado, o el proceso completo con producción local? Falta determinar cuánta cantidad se producirá y los plazos de entrega que se manejan”.

En la actualidad, Sinergium es un laboratorio que no vende productos al público. El laboratorio lleva adelante la producción de vacunas antigripales que luego distribuye el Ministerio de Salud de la Nación. También produce con marca blanca para los laboratorios Pfizer y MSD, las vacunas de neumococo y HPV.

Las dos reuniones fueron de manera virtual entre la ministra de Salud Carla Vizzotti, la asesora del presidente en materia sanitaria, Cecilia Nicolini y el embajador chino en Argentina, Zou Xiaoli; su par argentino en China, Sabino Vaca Narvaja; directivos de Sinopharm tanto de China como Argentina, y representantes de Sinergium Biotech.

fuente: infobae

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