Dijo que los miembros de esa agrupación “se creen impolutos y que el resto son todos malos”.

La Navidad no trajo paz al clima interno del kirchnerismo. Como había hecho hace un mes y medio, Aníbal Fernández arremetió contra el círculo más cercano a Cristina Kirchner .

Luego de criticar a los “compañeros” peronistas que habían apoyado la reforma previsional “con el culo”, al dar quorum para la aprobación del proyecto en Diputados, el ex jefe de Gabinete marcó distancia con La Cámpora y con el jefe de esa organización, Máximo Kirchner .

Esta vez las críticas apuntaron a la actitud de la agrupación ante el proceso de reorganización del peronismo. Fernández cuestionó la decisión del cristinismo de no realizar alianzas con otros sectores del peronismo. En ese sentido, consideró anteayer que Máximo Kirchner y los miembros de La Cámpora “se creen buenos, angelicales, impolutos y que el resto -de los peronistas- son todos malos, sucios y feos”.

En contra de esa posición, el ex jefe de Gabinete de Cristina sostuvo que en el peronismo “nadie es santo” y que “hay que tratar de conciliar” entre todos los sectores. Para Fernández, los miembros de La Cámpora se posicionan “como si fuesen una elite de gente que son buenos y los otros, los malos”. En declaraciones a Radio El Mundo reproducidas por la agencia Télam, el ex funcionario remató: “Acá no hay nadie que tenga el cien por ciento de la razón”.

Carta

Las palabras de Fernández se inscriben en la postura que ya había expuesto el 14 de noviembre, cuando publicó una carta con duras críticas a la estrategia electoral que incluyó la conformación de Unidad Ciudadana por fuera del PJ.

“Pareciera que Máximo [Kirchner] y La Cámpora son impolutos, angelicales, alados y los otros, que son feos, sucios y malos, no se tienen que acercar a los impolutos. ¿Quién te dijo que sos impoluto?”, se preguntó Fernández, en referencia a la postura de La Cámpora.

Segundos antes había dicho que tampoco coincidía con la mirada del ex presidente Eduardo Duhalde, que había señalado que el peronismo estaba “destruido”. Sin embargo, lo llamó “Eduardo” y dijo que le tenía “un gran cariño”. Con un discurso plural, el ex jefe de Gabinete convocó a los peronistas a “tratar de coincidir en una propuesta política que comprenda a quienes están sufriendo”.

En la agrupación que conduce Máximo Kirchner evitaron responderle. Dijeron desconocer el origen del enojo, pero deslizaron que empezó en el momento del cierre de listas en la provincia de Buenos Aires.

En el proceso de reconstrucción del peronismo que tendrá lugar hasta 2019, el ex jefe de Gabinete todavía no encontró su lugar. Pese a que viene tomando distancia del kirchnerismo, aún es mirado con desconfianza por los sectores del peronismo enfrentados con Cristina Kirchner.

 

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