El último viaje de Cristina Kirchner a Cuba fue sorpresivo. Diez días antes de partir, el sábado 31 de agosto, la ex presidenta había hablado de la salud de su hija Florencia, que sigue un tratamiento médico en La Habana.

El 11 de septiembre, la ex presidenta voló otra vez a Cuba para encontrarse con su hija y, aunque a la Justicia le avisó que volvería el domingo 15, finalmente regresó el jueves 19 tras una nueva autorización judicial.

Podría volver recién en 2020

Florencia está en La Habana desde marzo, a donde había ido para realizar un curso de cine que ni siquiera pudo empezar. Allí quedó varada tras una descompensación general y no tiene fecha de regreso.

La situación judicial la sobrepasa. Está procesada en dos expedientes, el caso Los Sauces y Hotesur, que esperan fecha para arrancar el juicio oral. Además, es la única del clan Kirchner que no tiene fueros y en caso de que fuera encontrada culpable sería la más expuesta a terminar en prisión. Todo ese cóctel, aseguran en el kirchnerismo, fue el que terminó haciendo colapsar a la hija de la ex presidenta. ¿Qué tiene? ¿Qué le pasa? ¿Por qué no vuelve? ¿Cómo pasa sus días en La Habana y cuál es el tratamiento que le aplican en una clínica de elite cubana?

Florencia tiene un cuadro complejo. Además del linfedema, que le genera una fuerte hinchazón en las piernas, sufre un cuadro de depresión. “Es lo suficientemente importante como para que esté en Cuba alejada de su familia y de su hija”, describen quienes conocen de primera mano los detalles de su salud. Además, durante los primeros meses en Cuba sufrió ataques de angustia y tuvo que ser tratada por desórdenes en la alimentación.

Los médicos cubanos que la atienden dieron pocas pistas cuando tuvieron que informar a la Justicia argentina sobre el diagnóstico de la joven. Dijeron que atravesaba un cuadro de estrés postraumático y que tenía un linfedema que era, según ellos, el principal obstáculo para viajar en avión y poder regresar a su país.

Por esta última dolencia, que genera hinchazón y deformidad en los brazos y piernas, ya había sido tratada hace cuatro años y no parece ser un real impedimento para volar.

Un especialista argentino en linfedemas, y consideró que con un tratamiento adecuado podría volver a subirse a un avión sin problemas.

Pero lo cierto es que el principal motivo para no volver estaría más vinculado a su situación psicológica, que a sus dolencias físicas.

Desde que llegó a Cuba, Florencia es atendida en el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (Cimeq) de La Habana. A diferencia de la mayoría de los hospitales de Cuba, este no es de acceso universal y está reservado para los altos mandos del Gobierno de ese país, sus familias e integrantes de las fuerzas armadas. En el Cimeq estuvieron Fidel y Raúl Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, entre otros.

El hospital despliega un estricto sistema de silencio sobre la situación de sus pacientes. Y ese fue uno de los puntos que terminó de convencer a los Kirchner para que Florencia se atendiera allí.

En la Argentina, creen, hubiese sido muy difícil mantener cierta privacidad sobre el día a día de su tratamiento. Pero no es el único aspecto que los llevó a tomar la decisión de instalarla en La Habana. Como Cuba no tiene tratado de extradición con la Argentina, la estadía allí también serviría como escudo protector judicial para la hija de la ex presidenta.

 

 

fuente: clarin

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