Letras de Fuego / Comentario / Por Manuel Ernesto Rivas*. El bar en donde se produce la magia cada sábado se encuentra frente a la plaza Belgrano. Allí, la coordinadora del Taller Literario La Dorrego, Amira Juri, y sus talleristas, recibieron al escritor Daniel Posse.
Un escritor de visita en su provincia
Se percibe ese clima de ansiedad y alegría que produce la cercanía con el hecho creativo de la escritura. Acompaño a Daniel Posse, escritor tucumano radicado hace muchos años en la ciudad de Buenos Aires, quien es el invitado de ese sábado.
No es una invitación cualquiera, porque se trata del convite realizado por la reconocida poeta tucumana Amira Juri, quien dirige y coordina el Taller Literario La Dorrego, quien recibe a Posse junto a los integrantes de ese grupo de trabajo.
De inmediato se genera un clima de cordial trabajo, en donde la charla rompe cualquier barrera y provoca ese acercamiento que debe predominar en una reunión en donde el invitado es una especie de disparador de las actividades.
La charla presenta coincidencias y disensos, como debe ser en las relaciones humanas, pero con un común denominador, el respeto. Y mientras el café y la conversación se degustan, aparece la primera actividad: la lectura.
El periodismo y la literatura
Primero, es el turno de un artículo de opinión, en donde se aborda un análisis político que hace pie en la realidad nacional y permite a los talleristas conocer la faz periodística del invitado. Luego vendrá una charla breve, para dar lugar a lo literario.
Las letras vendrán de la mano del cuento “Interruptus”, finalista del concurso nacional de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) Filial San Martín. A medida que avanza la lectura, vienen los calores y la imaginación se proyecta hacia un final complejo.

Sin embargo, el acto que se está describiendo con el arte de un gran narrador como Posse, deriva en una de las más simples y cotidianas actividades que le pueden ocurrir a una persona en su propio ámbito de lectura.
El intercambio se potencia, pero también las actividades. Los integrantes del taller tienen que elegir entre esos textos para escribir algo. Lo hacen. La puesta en común descubre a muy buenos escritores y los aplausos no se hacen esperar.
Tampoco los agradecimientos al visitante, que se pone a disposición de los presentes y de su colega Amira Juri, quien también participó activamente de las actividades que realizaron sus talleristas.
Seguramente en ese bar, en donde se produce la magia, se multiplicarán los ecos del encuentro y de otras visitas, pero la escritura siempre emergerá, como el acto creador de algo superior a lo que podemos ponerle un nombre.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder y Letras de Fuego Ediciones. Profesor en Letras e Historia. Periodista y escritor.


