El caso que investiga la Justicia tucumana en torno al tiroteo ocurrido en una fiesta electrónica de Tafí Viejo sumó un nuevo capítulo con la entrega de Facundo Ale, hijo de Ángel “El Mono” Ale.
El joven, considerado uno de los principales protagonistas de la balacera, fue detenido en circunstancias tensas y bajo gran exposición mediática.
“Soy inocente, esta es la segunda vez que me quieren matar”, dijo al momento de su arresto, mientras su padre gritaba que todo se trataba de una interna ligada al narcotráfico y a la disputa por el control de la barra brava de San Martín “Por mi hijo se descubrió una banda de narcotraficantes”, afirmó en una de sus destempladas intervenciones el padre del prófugo.
La caída del prófugo fue seguida de cerca por agentes de Inteligencia Criminal, quienes rastrearon los pasos de “El Mono” y un grupo de periodistas hasta un camino rural. Allí, Facundo salió de entre unos matorrales y quedó reducido en ropa interior, exhibiendo un rosario para mostrar que no tenía heridas.
Pese a las insistentes intervenciones de su padre, la Fiscalía aclaró que no hubo ningún acuerdo previo con sus abogados y que el detenido será tratado como cualquier otro imputado.
Según la hipótesis principal, el grupo de Javier “Chuky” Casanova se enfrentó a tiros con allegados a los Ale. Más de 40 disparos se registraron aquella noche, y aunque algunos testigos atribuyen el origen de la pelea a cuestiones personales, los allanamientos posteriores y las detenciones apuntaron a un trasfondo mucho más grave.
Las pruebas recogidas incluyen vínculos con el tráfico de estupefacientes. Casanova fue procesado por tenencia de droga y abuso de armas; su supuesto socio, Walter “Petiso David” Lobo, permanece prófugo tras hallarse cinco kilos de marihuana en su casa; y Santiago “Cara i’ Gota” Villafañe, rival directo de “Chuky”, también está siendo buscado luego de que se encontraran dosis de cocaína en Barrio Oeste II.
En paralelo, la muerte de Mario Pasarín —condenado por narcotráfico— mientras conducía el VW Passat usado en la fiesta, sumó otro elemento de tensión.
En las redes sociales, el enfrentamiento entre facciones también se refleja en imágenes ostentosas de bienes, viajes y lujos de los involucrados. El propio “Mono” Ale buscó instalar su versión: que el ataque contra su hijo responde a la venganza de “Los Gardelitos” hacia él.
Los investigadores, sin embargo, creen que ese planteo es un intento por desviar la atención de una guerra narco que quedó expuesta y que sigue dejando al descubierto un entramado criminal de alto poder de fuego y capacidad económica.


