Los venezolanos votan hoy para elegir a 23 gobernadores y con la oposición como favorita, según sondeos, ante el descreimiento de muchos del modelo chavista por la crisis económica que azota al país.

Pero los adversarios del presidente Nicolás Maduro tendrán que luchar con la alta abstención que suele haber en este tipo de comicios y por complicaciones preelectorales como la inhabilitación de candidatos, confusas boletas y la reubicación de última hora de varios centros de sufragio.

Y aún si la oposición logra arrebatarle al oficialismo el control de la mayoría de los 20 estados que gobierna, poco podrá hacer porque los gobernadores están supeditados a la Asamblea Nacional Constituyente, formada por aliados de Maduro.

A diferencia de las elecciones regionales previas, esta vez no se renovarán parlamentos locales, que son controlados en gran parte por el partido chavista. De ganar, los gobernadores de la oposición deberán dirigir los estados con un congreso en contra.

“Reubicaron centros en lugares lejanos para evitar que la gente pueda votar cerca como siempre se hizo”, se quejó el jefe de campaña de la oposición, Gerardo Blyde, y explicó que ahora muchos deberán votar no sólo en zonas alejadas y peligrosas sino, históricamente bastiones del gobernante chavismo.

“Como el Gobierno se sabe perdido, en su desespero ha inventado una nueva maniobra”, agregó.

Según una rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), la reubicación de casi 300 centros electorales “estaba prevista” por la “violencia” ocurrida durante la ola de protestas contra el gobierno que entre abril y julio dejó 125 fallecidos.

La oposición también tendrá que luchar contra la frustración de sus seguidores después de que las manifestaciones no lograran desbancar a Maduro. De hecho, recientemente mostraron su malestar por los acercamientos entre la dirigencia opositora y el oficialismo con miras a iniciar un diálogo para superar la crisis en el país.

Es que fueron meses y meses los que los venezolanos estuvieron en las calles para denunciar el desmanejo del gobierno bolivariano, la represión y el desabastecimiento total de los productos de primera necesidad, el cual hace imposible el normal curso del día a día.

Sin embargo, la coalición opositora tratará de sacar provecho de la baja aprobación que aún tiene Maduro entre el electorado porque Venezuela sufre la peor crisis de su historia contemporánea: a la inflación de tres dígitos se le suma una recesión económica de casi cuatro años y escasez de alimentos y medicinas.

Manotazo de ahogado

Buscando legitimidad afuera y en casa, Maduro presentó estos comicios como la validación de la Asamblea Constituyente, un cuerpo formado por chavistas que quieren reformar el Estado y redactar una nueva Constitución, y que fue desconocido por la oposición y por varios países de América y Europa.

“Todo el que salga a votar está respaldando la Constituyente”, dijo en la semana. “Todos los gobernadores que van a ser electos el domingo tendrán que juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente y el que no se juramente no toma su cargo y punto (…) que vayan a llorar para Washington”.
Fuente: La Nacón

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