La sexualización de los pechos, la aprobación de la colaless -y no del topless-, el torso descubierto en playas nudistas -pero no populares-. Todos los argumentos que se ponen en juego de cara al “tetazo” de mañana en el Obelisco.

El viernes pasado, mujeres de Corrientes, Chaco y Formosa realizaron una manifestación sin corpiños en una playa pública bajo el lema: “Se prohíben las tetas feministas, que no se venden al sistema capitalista y patriarcal” –en declaraciones de “Tere”, una de las manifestantes, a la agencia Télam-. Pero esto no quedó ahí. En pequeños grupos o solas, muchas se sacan fotos con el torso desnudo y las suben a redes sociales.

En Mar del Plata, una convocatoria invitó al abandono de corpiño en Playa Grande para el día de ayer frente al Costa Galana, pero el mal clima apagó la acción y todo parece encaminarse hacia el 7 de febrero (17hs), día del “Tetazo” oficial en varios puntos del país y Obelisco. Las organizadoras declaran en forma contundente que “cuando las tetas no son para publicidad o cosificación, escandalizan”. Grupos de activismo como Free de Nipple (“Liberen el pezón”) y Girl Power, que llevan adelante campañas contra la censura de los pechos femeninos en Facebook, ya activaron las respuestas pertinentes con humoradas y memes.

La “rebeldía cívica”, -en palabras del juez Mario Juliano, quien tomó la causa por el topless de Necochea-, se extiende como una ola que, más que cubrir… destapa. Los focos de la revuelta resuenan con las quemas de corpiños que realizaban las mujeres francesas de la década del ‘60, y dividen la opinión pública. Fue Jorge Rial quien le respondió la semana pasada al periodista de La Nación Mariano Obarrio (“Ya llega el siglo XXI, esperen un poco”), cuando su colega se quejó: “Si quieren mostrar las tetas, que vayan a playas nudistas, pero en la vía pública no tienen derecho a perturbar a niños y terceros con sus carnes”. “La carne”, así nombrada, nos remite a la idea de pecado, y hasta algunos vuelven la mirada a Europa, la madre patria, para ver si allí hay tanto escándalo, o si es más natural. Y resulta que hay variedades, matices: Italia y España van a la cabeza en la liberación, mientras que en Portugal, por ejemplo, es tabú. Otros asumen que está bien mostrar pero agregan un ítem o cláusula: en playas nudistas o habilitadas para que el que no quiera ver, no vea. Y si las sociedades van cambiando… que la adaptación sea progresiva.

Los argumentos a favor
Los topless de las famosas son vitoreados, celebrados, fotografiados… mientras que los de las anónimas se condenan. ¿El único pecho digno de ser mostrado es el de consumo masculino? Otros argumentos aseguran, desde un punto de vista más biologicista, que “las tetas no son genitales”, la glándula mamaria la tenemos todos y todas, y hasta algunos más que otros: el desarrollo excesivo en los hombres también existe.

¿Miedo a un deseo fuera de control? Ese mismo miedo a tomar sol con torso desnudo suena conocido, también se pronuncia en contra de que una madre amamante a su bebé en la vía pública –y ya disparó otras reacciones en forma de “teteadas”-, ¿opera ese temor en contra de la tanga y colaless? Un pecho provoca más que una cola, que un hombro, ¿que un tobillo? La cultura y sus estereotipos ponen a jugar la construcción de lo deseable o no en un cuerpo. Pero ¡ojo!, porque los pectorales de los chicos también se sexualizan y mucho: basta con mirar cualquier publicidad de ropa interior masculina a pecho descubierto y marcado; nosotras, ¿pedimos que los tapen? ¿Nos invita esa exhibición a tocarlos sin su permiso?

Veremos cómo se desarrolla mañana la jornada, que tendrá múltiples contraofensivas (también manifestaciones) con sus propios eventos alternativos. Las maneras de generar debate son muchas y repensar temas –por más instalados que estén- es posible cuando ocurren situaciones emergentes y polémicas como la de Necochea.

Fuente: Clarín

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