Por Manuel Ernesto Rivas. La soberbia suele ser mala consejera, decían nuestros mayores cuando nos querían aleccionar y hacernos humildes de corazón. Muchas veces he recordado esas enseñanzas, quizá un poco tarde, con los errores ya cometidos y con pocas posibilidades de subsanarlos.

Ello parece haber ocurrido con José Cano en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo pasado. Pero, como ocurre desde hace tiempo, la cabeza visible de Cambiemos en la provincia, no se hizo cargo de la derrota y sostuvo que no competía con nadie y que la verdadera elección es la que se dará en octubre. En política nadie juega a las probaditas y menos cuando previamente vino el propio presidente Mauricio Macri a aplicar los electrodos para hacerlo resucitar en los números de las encuestas, que le daban mal. Ya era tarde, aún cuando se trató de blindar al Presidente, en el mismo día en que se daba a conocer el audio del edil Agustín Romano Norri, atacando a un símbolo del justicialismo: Eva Perón. Ni Cano ni Germán Alfaro -éste último con más razón- salieron con dureza a reprender al desubicado concejal. Todo se trató, como viene diciéndose sistemáticamente, de una “operación política”.
Lo cierto es que con estos resultados, lo más probable es que Cano pueda acceder, si no se profundiza la caida de su imagen, a la Cámara Baja y con ello a los fueros, tan necesarios ante la imputación por los negociados en Corea del Sur, un escándalo que generaron colaboradores y que hizo tambalear la débil estructura del Plan Belgrano. Justamente este escándalo, bautizado por Diario Cuarto Poder y tomado por los medios nacionales como “Plan CoreANO”, fue el principio de la caída en la imagen de Cano, quien fue la punta de lanza en las elecciones contra el ex gobernador tucumano, José Alperovich. Tantas veces lo enfrentó, y tantas veces salió derrotado. Pero ahora tienen en común la sensación de estar caminando, con pasos indecisos, hacia los cuarteles de invierno.
Cano, porque no supo consolidar un liderazgo y multiplicar una imagen positiva que derrochaba salud. Hizo crecer su espacio, mantuvo la conducción, pero se rodeó de colaboradores por demás “traviesos”, como Alberto Darnay, que se “timbearon” ese capital político y lo perdieron. No supo contener a un grupo heterogéneo y encima dejó heridos a la hora de conformar la lista única de los precandidatos, digitada por él y el intendente capitalino. Domingo Amaya, Federico Masso, Sandra Manzone, Laura Costa, entre otros, se sentían con derecho a pelear por una banca en la Cámara de Diputados, pero quedaron en la banquina por lo que Cano muchas veces criticó al peronismo: las listas a dedo. Tampoco implicó una sumatoria haber cobijado a los ex republicanos encabezados por el legislador Claudio Viña, a instancias del ex senador bussista Pablo Walter. Eso quedó demostrado en la gran performance protagonizada por Ricardo Bussi, el único que puede seguir cosechando votos con el apellido que le legara su padre y montado en la lucha contra la inseguridad.
En el caso de Alperovich, su intento por imponer una lista encabezada por Pablo Yedlin y su hija Sara, fracasó. Los conductores de la actual gestión provincial, Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, le contrapusieron los números de las encuestas, que le daban a Cambiemos cerca de 20 puntos de ventaja. De esa conversación surgió la necesidad de poner en el tablero a Jaldo, quien había demostrado ser el espadachín del actual Gobernador. Acostumbrado a la verborragia, a las chicanas políticas y entendiendo el idioma de seducción que se debe aplicar a los electores, Jaldo supo llevar con muñeca firme la campaña, sin que Alperovich tuviera protagonismo ni participación activa.
Alperovich tiene su banca de senador hasta el 2021. Ese año podría marcar su alejamiento definitivo de la política provincial. Sus sueños de volver a sentarse en el “Sillón de Rivadavia” también se hicieron pedazos en las PASO del domingo.
La dupla Manzur-Jaldo es la única vencedora de estos comicios. Resta consolidar estos resultados en las elecciones del 22 de octubre, pero será difícil revertir tamaña paliza, con un Cano que se encuentra por demás golpeado y sin reacción. Con un Alfaro que no pudo dar respuesta electoral en los circuitos capitalinos que tan bien conoce. Alguna responsabilidad tienen sus funcionarios, sus jefes de campaña y sus asesores publicitarios. Algo habrán hecho, podría decir un historiador acostumbrado a explicar el pasado en ingeniosos libros y programas de televisión. Las redes sociales funcionaron para mal o para bien. Los “trolls” de uno y otro lado hicieron su trabajo. Los resultados están a la vista. Si hablamos de los “trolls” de Cano, que muestran una escasa preparación, podriamos decir que de la anti-propaganda hicieron una gran campaña para el oficialismo provincial. En el caso de Diario Cuarto Poder, debemos agradecerles el gran posicionamiento que nos han otorgado sus virulentos ataques. Cada día nos generan más lectores. Quizá Cano debería consultar a Jaime Durán Barba, aunque parece que es demasiado tarde por el “Plan CoreANO”.

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